31/8/11

Miente, miente, que tienes derecho a ello

Las declaraciones de ayer del ministro del Interior, Florencio Randazzo, en conferencia de prensa, fueron desafortunadas, por ser leves. Aunque quizá en esto poco tenga que ver Fortuna. El ministro dedicó menos tiempo a informar sobre el conocimiento de datos que deben ser públicos que a "dar lecciones de periodismo" a la prensa, y a los periodistas presentes, señalando incluso a un periodista del diario La Nación con nombre y apellido: Mariano Obarrio. "Lea toda la nota", le respondía airado el periodista, haciéndose cargo, como corresponde, de lo que cualquiera que haya pasado por algún medio conoce como el ABC de su ejercicio: los periodistas escriben su nota, pero son los editores quienes titulan y volantean.
Parece ser que lo que se viene detrás del 50.24% es... más de lo mismo. La prensa es el enemigo más redituable para este gobierno. La prensa miente ("Clarín Miente"). Y Randazzo deconstruye sus enunciados desde el orwelliano Ministerio de la Verdad.
Pero mucho cuidado: no se trata, en el caso de la prensa privada, del goebbelsiano "Miente, miente, que algo queda". Aquella máxima refería a la propaganda nazi. Esto es: al uso del Estado, incluso con medios pagos por él, para penetrar en la sociedad con un mensaje.
Habría que preguntarle al ministro Randazzo: ¿desde cuándo criticar a funcionarios y, en definitiva, a las instituciones "atenta contra la calidad institucional"? Ésa es una visión más propia de una dictadura que de una república. Una visión, también goebbelsiana. Ayer se pudo ver a Randazzo, mientras hacía "análisis de discurso" periodístico, más indignado que ante las represiones en Soldati, en Jujuy, en Formosa, en Tucumán...
Y lo curioso es que el periodismo entra en ese juego. Ayer, en vez de una conferencia de prensa en la que el funcionario público se explayara en las que deberían ser sus habituales aclaraciones y explicaciones ante los requerimientos del cuarto poder, era, en cambio, la prensa quien terminó evaluada, en el banquillo de los acusados por el libre ejercicio de su tarea.

Por raro que parezca, esa máxima goebbelsiana tiene su correlato en democracia: "Miente, miente, que tienes derecho a ello, pero deberás saber que serás responsable ante la Justicia por ello". Nada más.
Expresado burdamente, sería: ¿Cuál es el problema si un medio privado quiere beneficiar no solo "unos pocos intereses personales" sino los de su propio dueño...? Eso es la democracia. Muy distinta es la responsablidad de los medios públicos, por cierto.
¿Cuál es el problema de mentir todo lo que uno quiera, como medio privado? La constitución protege la más irrestricta libertad de prensa en su artículo 32, señalando que no habrá censura previa sino responsabilidades ulteriores. Y a ello debe agregarsele la doctrina yanqui sobre la "real malicia" (en el ejercicio del periodismo), que sigue nuestra Corte Suprema en el caso Morales Sola (1997), entre otros.
El "miente, miente, que tienes derecho" es, en parte, un juego de palabras. Pues el periodismo ni debe mentir, ni debe decir "la verdad". Solo debe sostener lo que afirma con las pruebas que haya encontrado. Y, ante un acontecimiento de relevancia societal, darle la palabra a tod@s los implicados para que se expresen. Y los acontecimientos preferenciales para el periodismo político son aquellos en los que están involucrados las personas -y los fondos- públicas y la "cosa pública".
Sin embargo, como en los odiados noventa -la noche del 14 de mayo de 1995, el reelecto presidente Carlo Menem brindó junto a Berny Neustadt y dedicó su triunfo a la prensa- el periodismo vuelve a ser el culpable de los males que aquejan al país. Una coincidencia más entre menemismo y kirchnerismo, y van...
Que no nos cambien la bocha: la lupa hay que ponerla en el poder, en los que manejan nuestros dineros; en el IVA, sobre todo; pues todavía esperamos la reforma financiera y la impositiva. ¿Vendrán con el 50.24%, también...? A quien hay que controlar, primerísimamente, es al funcionario público, no en el periodismo. Cuidado.

24/8/11

¿Para cuándo la Ley de "patrimonio igualitario"? Los ayllus andinos y los funcionarios K

Ayer, finalmente, la presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, cumplió con la ley y entregó a la Oficina Anticorrupción su declaración jurada de bienes 2010, que señala que su patrimonio se incrementó en más de un 27% en el último año, y en un total de un 929% desde que llegó al poder con su marido en 2003. Más próspero, con todo, fue su compañero de fórmula, el ministro de Economía, Amado Boudou, quien tuvo un incremento del 64% en su patrimonio en un año. Algunas semanas atrás, se conoció también la información que señalaba que otros ministros del gobierno nacional y popular habían aumentado considerablemente su patrimonio personal en el último ejercicio. Por ejemplo, el jefe de la ex SIDE lo hizo en un 164%; mientras que las ministras Alicia Kirchner y Nilda Garré lo hicieron en un módico 59% y 35%, respectivamente. Datos que salían, por supuesto, de comparar sus últimas declaraciones juradas como funcionarios públicos.
Cristina es, por ejemplo, cuatro veces más rica que su par norteamericano, Barack Hussein Obama.
Tanto hoy como aquella vez, cuando leí la información, no pude evitar pensar en las comunidades o
"ayllus" andinos del imperio incaico, que practicaban un sencillo y útil mecanismo de solidaridad y a la vez control compartido sobre los bienes de sus comunes. ¿Cómo es esto?
Las relaciones sociales en las comunidades andinas del imperio incaico, pre y pos conquista, se estructuraban en torno a "ayllus". Un ayllu tradicional se puede definir como “un grupo cuyos miembros se consideran ‘hermanos’, que se deben mutua ayuda y sostén, en contraste con otros que se encuentran fuera de los límites del grupo”. La relación de parentesco, sean estos reales o míticos, servía de base para todas las relaciones sociales dentro de cada ayllu, cuyo ideal económico era la autosuficiencia.
A su vez, cada grupo de ayllu tenía un representante, supervisor y guardián: el kuraka. Este cacique, en tanto que no dejaba de ser un miembro integrante del grupo ligado por lazos de parentesco, se regía por las mismas pautas de lealtades y obligaciones recíprocas hacia el ayllu. Arbitraba en las disputas y respaldaba las demandas de bienes y recursos hechas por los miembros más débiles. En retribución a su tarea, los kurakas tenían acceso especial a los bienes y recursos de sus comunidades. Podían servirse, por ejemplo, de indios que cultivaran sus tierras. Pero, en realidad, esto no era más que otra forma de ampliar la red de derechos y obligaciones recíprocas. Justamente, ese mecanismo se repetía a la hora de hacer frente a las obligaciones del Estado incaico en cuanto a trabajo en las minas, en la tierras del Estado, los sacrificios, etc. (obligaciones, todas, que el kuraka se encargaba de hacer cumplir).
Luego de tanta historia, llegamos aquí al punto que me interesa resaltar para este post: cuando un miembro de la comunidad -el ayllu- era llamado por el Estado incaico a cumplir con las obligaciones "públicas" (permitasemé) que hacían, en definitiva a la grandeza del Estado incaico, dejaba su economía personal a cargo de un pariente del ayllu para que sembrara, realizara todos los quehaceres necesarios y demás. Y ese pariente lo hacía, sabiendo que, en su momento, esa ayuda que prestaba le sería retribuida por aquél del mismo modo.
Hermandad. Confianza. Reciprosidad. Solidaridad. Honestidad. Valores, todos, arraigados en el ideario de la comunidad.
Volviendo a nuestros días: ¿puede, un funcionario público, responder en toda su amplitud a todas las problemáticas que se le presentan en la compleja arena pública moderna y, a la vez, preocuparse por progresar en sus negocios personales? El debate, por cierto, no es nuevo.
En
Estados Unidos, por ejemplo, el presidente que asume el cargo debe dejar el manejo de su economía a un tercero, en una fórmula conocida como "fideicomiso ciego", utilizada ya por John F. Kennedy al llegar a la Presidencia en los '60. El fideicomiso ciego consiste en que el candidato a cualquier cargo público deje sus acciones e intereses en un fondo manejado por un tercero. De esta forma, la autoridad no sabe dónde está invertida su plata.
El politólogo Norberto Quaglia (UCES) señala: "En EE.UU., en el caso de los funcionarios federales electos (parlamentarios, presidente, vicepresidente) la divulgación pública de su patrimonio e intereses es el método principal de regulación del conflicto de intereses. La legislación estadounidense considera que sigue existiendo un conflicto de interés respecto a los activos del fideicomiso ciego aprobado hasta el momento en que el fideicomisario notifica al superior del funcionario público que vendió los activos originales, y que el capital fue reinvertido en nuevos activos, o bien, hasta que estos activos redujeron su valor a un máximo de US$1000. De no ocurrir lo señalado, el funcionario seguiría teniendo conocimiento de los activos originales y en consecuencia el fideicomiso no tendría el carácter de ciego".
De hecho, si comparamos las repercusiones del
affaire Clinton-Lewinsky con las de las distintas informaciones económicas referidas a los negocios de George W. Bush cuando era presidente, se ve que un primer mandatario norteamericano corre más riesgos por una relación moralmente "indebida" que por intereses económicos en áreas cuestionables. El fideicomiso ciego no es, por cierto, la mejor solución a estos temas éticos, pero es un abordaje del tema. También se planteó esa solución en nuestro vecino Chile, cuando el actual presidente, el multimillonario Sebastián Piñera se candidateó a la primera magistratura de ese país.


El sistema legal argentino establece simplemente que para ser funcionario público no debe haber colición de intereses o intereses concurrentes entre el funcionario en cuestión y el cargo que ocupa(rá). Algunas de estas normas elementales también han sido incumplidas por el presente gobierno. Recuérdese las denuncias sobre compra de dólares de Nésto Carlo Kirchner, favoreciéndose de información privilegiada. Pero, si no se quiere hilar fino, véase también la gestión -durante la presidencia de Nésto- de Alessandra Minicelli en la SIGEN, quien debía controlar la gestión del ministerio más importante de toda la era Kirchner: el de Planificación Federal, cuyo jefe era (y es) Julio De Vido. Es decir: su marido...
Son comunes en nuestro país, también, los contínuos "saltos" de personas de la función privada a la pública y al revés: de la pública a la privada, utilizando precisamente la red de contactos y saberes que la persona adquirió al pasar por la arena pública, para favorecer a agentes privados con los que, hasta ayer nomás, lo diferenciaban intereses diametralmente opuestos.
Los controles a los funcionarios, en Argentina, si bien delimitados meticulosamente en la letra, son laxos en la práctica. Y más aún en lo que tiene que ver con crecimiento patrimonial. Aún la democracia argentina le debe a su pueblo condenas judiciales cualitativas y cuantitativas por los delitos de corrupción y de enriquecimiento ilítico.
Otro de los aspectos centrales de la mejora en la "calidad institucional" prometida y que nunca llegó (ver también "La 'calidad institucional' prometida"...).

Luego de la aprobación de la ley de matrimonio igualitario, escribí aquí:
"En la Argentina de los Kirchner, ¿después del 'matrimonio igualitario' vendrá el 'patrimonio igualitario'? Ésta es una lucha, también. No existe sólo la lucha gay, o la lucha contra el campo, o contra los medios. De hecho, creo que ésta es 'la' lucha para la mayoría de la población".
Sigo sosteniendo lo mismo.


¡Ah! ¿Quieren saber cómo termina la historia de los kurakas de los ayllus incaicos? Simple: con la llegada del dominador europeo y la lenta pero inexorable introducción del dinero como forma de intercambio, se irán erosionando los lazos sociales de los kurakas con su comunidad más próxima, y así pasarán a abusarse de su situación de poder privilegiada y a fomentar ya no el progreso de su comunidad sino el de su propio patrimonio individual.

23/8/11

Boudou child marxista

El ministro de Economía, Amado Boudou, cerró el fin de semana un congreso de estudiantes y economista kirchneristass en la provincia de Mendoza. Estrenó un discurso con guiños al latinoamericanismo de Abelardo Ramos con criticas al “colonialismo de las potencias”. Incluso se atrevió a citar a en varias oportunidades al filósofo y economista alemán Karl Marx, mentor de los ideales del comunismo decimonónico.
Entre esas llamativas citas, se refirió a la famosa Tesis XI sobre Feuerbach: "Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo". Por su trayectoria era, tal vez, más esperable que citara a Groucho Marx: "Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros".
(By @
PPBallotage)

22/8/11

Historia y curiosidades de un barrio bien porteño: Chacarita

(Cementerio de la Chacarita hacia 1900)

Hoy, feriado, me pintó un post histórico, y de color, sobre un barrio bien porteño. Descripciones, impresiones y curiosidades históricas de Chacarita. ¿De dónde proviene su nombre? La quinta “La chacarita de los colegiales”, estancia de vacaciones de históricos alumnos del -histórico, también- Colegio Nacional Buenos Aires, como Miguel Cané. O el primer nombre de la calle Warnes. O “El tren de los muertos”.

Chacarita:

desaguadero de esta patria de Buenos Aires, cuesta final

barrio que sobrevives a los otros, que sobremueres,

lazareto que estás en esta muerte no en la otra vida

he oído tu palabra de caducidad y no creo en ella,

porque tu misma convicción de angustia es acto de vida

y porque la plenitud de una sola rosa es más que tus mármoles.

Fragmento de un poema de Jorge Luis Borges - 1929.


Chacarita es un barrio con siglos de historia. Las más antiguas referencias datan de comienzos del siglo XVII. En 1608, el gobernador criollo Hernandarias, concluida la mensura de la ciudad, delimitó las extensas donaciones a los jesuitas. Una de ellas fue la estanzuela que se denominó la “Chacarita de los Padres”, que luego sería la “Chacarita de los Colegiales”, y abarcaba lo que hoy son los barrios de Chacarita, Colegiales, Villa Crespo, Villa Pueyrredón, Saavedra, entre otros. “Esas tierras, ya muy angostas, llegaban hasta la actual Ramos Mejía”, escribe el historiador de los barrios porteños Diego A. del Pino (*). En 1767, los jesuitas fueron expulsados por disposición de Carlos III, y esas tierras pasaron a ser administradas por el Cabildo porteño.

Pero, ¿qué quiere decir “chacarita”? Una vez que localizamos la etimología, no resulta tan sorprendente. En quechua, “chácara” significa “tierra de cultivo”. Como los argentinos bien sabemos, “chacarero” es el que trabaja las “chácaras” o, como el uso deformaría luego el vocablo, las “chacras”. “Chacarita” es el diminutivo de “chacra”.


Y hacia el oeste, “campo afuera”, estaba la quinta donde pasaban sus cómodas vacaciones los alumnos del Colegio jesuita de San Ignacio, -fundado en 1661 y rebautizado en 1863 por Bartolomé Mitre como Colegio Nacional de Buenos Aires-, quinta que era conocida como la “Chacarita de los Colegiales”: un lugar de mucha labor, que proveía de comestibles al colegio (a sus autoridades, claro…).

Algo alivia la tristeza de pasar por Chacarita:

saber que allí retozaron antaño

los colegiales traviesos de Juvenilia.

Fragmento de un poema de Néstor Astur Fernández – 1968.

En efecto, aquellos años quedarían inmortalizados en Juvenilia, la obra del político Miguel Cané, uno de los alumnos internos que pasaron por el Colegio Nacional y que disfrutaron de la quinta. Sobre los extensos terrenos de la antigua Chacarita de los Colegiales, recuerda Cané en su libro: “En aquel tiempo, poseíamos como feudo señorial, no solo los terrenos que aún pertenecen a la Chacarita, sino los que en 1871 fueron destinados al cementerio, tan rápidamente poblado”. Cané se refiere a las consecuencias de la fiebre amarilla que por ese año asoló Buenos Aires y por la que la Municipalidad habilitó cinco hectáreas para un camposanto que inicialmente había sido pensado como provisorio (el primer cementerio, en realidad, estuvo ubicado en lo que hoy es Parque Los Andes).

Ya en la época de los jesuitas existía, por ejemplo, la avenida Warnes, aunque conocida como “Camino de las Tropas”, pues por ella pasaban, además de las carretas, las tropas de ganado hacia la ciudad. Esta fisonomía campesina del lugar comenzó a alterarse, desde luego, con el cementerio, que quedó definitivamente allí al constatarse que Palermo, el lugar que se tenía pensado para ubicarlo, era por entonces una zona “baja y anegadiza”. Chacarita se “entristeció”, se dijo.
Pero el cementerio también fue impulsor de progreso y adelanto. Con la instalación de una línea férrea, “el Tren de los Muertos”, y luego de un Tranway Rural, los obreros del centro comenzaron a dejar los conventillos y se desplazaron hacia allí para tener su casa propia. Y también fueron apareciendo comercios relacionados con el cementerio: florerías, herrerías, maicerías, marmolerías, casas de comidas, hasta llegar, más adelante, a los cafés y, más aún, a las pizzerías que, por todos lados, se destacan hoy en este barrio.

De modo que poco quedó de esa extensa Chacarita de tierras altas y fértiles donde los durazneros y los almendros “crecen libres y no pertenecen a nadie”, como anotara en su libro de viaje el padre jesuita Antonio Sepp. En los varios siglos que a sus espaldas tiene de historia y de vida esta chacarita, muchas cosas han cambiado y no pocas han ido desapareciendo. “Nada, casi, perdura del ayer”, se lamentaba el historiador Del Pino. “Los monumentos y lugares históricos se conservan casi por descuido. En cuanto estorban al progreso edilicio caen bajo la piqueta municipal, habituada a derribar toda suerte de reliquias” (1), escribía un anónimo periodista el 19 de noviembre de 1946 en el diario La Razón. Como se ve, la preocupación por el patrimonio cultural no es sólo una inquietud de nuestra época.

Quedan, sí, los recuerdos. Y los homenajes. Por ejemplo, al producirse las invasiones británicas, el francés Santiago de Liniers organizó la contraofensiva. Las tropas, compuestas de agricultores y paisanos en general, se concentraron en los caserones de la Chacarita. Y allí también aguardaron tras la primera derrota de Liniers. Dos veces, en 1806 y en 1807, fueron vencidos los británicos, tras infinitas batallas por toda la ciudad. Hace pocos años, en memoria de esa “gesta” se colocó en Corrientes entre Forest y Lacroze -igual que en otros lugares de la ciudad donde pasaron las tropas locales- un monolito, llamado “Hito de la Argentinidad”, que fue construido con ladrillos de la Chacra de Márquez.

Demás está decir que no serían las únicas andanzas militares. Ocho décadas después, el presidente Nicolás Avellaneda rondaría frecuentemente los caserones de la Chacarita (demolidos en 1899), ante los avances de las tropas del entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires, Carlos Tejedor. Hasta la aprobación de la “Ley Capital de la República”, Chacarita (Partido de Belgrano) pertenecía a la provincia.


Quedan, también, curiosidades actuales. Como la estatua de Carlos Gardel en el cementerio, por ejemplo: que siempre encuentra seguidores del "Zorzal criollo" que le dejan en su mano derecha un pucho encendido.
Y otras curiosidades que, si se escarban un poquito, nos regalan una línea directa al pasado. Por ejemplo, ¿por qué hay un cementerio alemán en el barrio de Chacarita? La respuesta tal vez se remonte a una tempranísima política inmigratoria del presidente Bernardino Rivadavia, quien en 1826 propició el arribo al país de agricultores alemanes para que cultivaran las tierras del Estado en la Chacarita de los Colegiales. Con la promoción ciertas ventajas especiales (conocidas como “enfiteusis” o usufructo), se logró interesar a medio centenar de familias alemanas. Por entonces, se decretó allí la planificación de un nuevo poblado. Y esto trajo consecuencias más allá de las peripecias y desilusiones de estas familias extranjeras.

El agrimensor Felipe Senillosa, director en épocas de Rivadavia del Departamento de Topografía, se encargó tanto de la mensura definitiva de las tierras como de los caminos. De ese momento data la importancia de las actuales avenidas Dorrego, Jorge Newbery, Federico Lacroze, Forest y Corrientes.


No son pocos los hilos que podrían tenderse hacia el pasado para ver las marcadas inferencias que tienen aún hoy en la vida cotidiana de miles de personas, hasta en un acto tan sencillo como transitar una calle. Esas determinadas calles que todos los días, desde hace alrededor de un siglo, recorren infinidad de habitantes de la ciudad, del barrio o, incluso, de la provincia de Buenos Aires, para ir a sus respectivos trabajos. De hecho, el tránsito y la circulación en Chacarita, o la cuestión de la “transferencia de gente”, como la llama una asociación civil del barrio, es actualmente uno de los tantos problemas que preocupan y movilizan a quienes intentan mejorar las condiciones de vida de los alrededor de 26 mil vecinos de esta chacarita -la otrora Chacarita de los Colegiales- que hoy se circunscribe a las avenidas Álvarez Thomas, Dorrego, Córdoba, la vía del ferrocarril San Martín, Dorrego otra vez, Warnes, la vía, Garmendia, Del Campo, 14 de julio, la vía, y Elcano; uno de los seis barrios que conforman la comuna 15 porteña.

(*) Los d
atos históricos fueron extraídos de los libros La antigua Chacarita de los Colegiales, y “El Mirador” del pionero urbano don Agustín Comastri, escritos por el historiador Diego A. del Pino -nombrado “Maestro Ilustre 2002” por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires-, y patrocinados por el Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires.

(1) Citado por Diego Del Pino en La antigua Chacarita de los Colegiales.

15/8/11

Un milagro para la oposición

Goya, Corrientes.

Cristina arrasó. Con un impensable e impecable 50% de los votos positivos. Casi 40 puntos por encima del segundo. Ni las encuestas -una vez más- lo anticiparon.
En las redes sociales se ve la alegría de los militantes k, por un lado. Y, por otro, mucho estupor e indignación. Incomprensión. Poca capacidad para comprender lo que pasó. Bueno, no debería sorprender. Es una carencia histórica de la izquierda. Much@s que dicen identificarse con tal espacio, terminan sosteniendo valores de derecha y corriendo desde allí al gobierno.
Véase, por caso, la increíble foto que ilustra este post y que es su origen. Foto que debería interpretarse así: "Si no votamos a CFK y gana otro, se terminan los planes sociales y los subsidios", queriendo desnudar la "extorsión" del oficialismo. Supongamos por un momento que lo que dice la foto es cierto. Supongamos, nomás. Porque los jubilados todavía están esperando que los fondos de la ANSES vayan a pagarle a ellos, como falló hace tiempo nuestra Corte Suprema, y no a cumplir con la deuda externa; o que se usen esos fondos para equilibrar las cuentas nacionales para simular un falso equilibrio fiscal, aplicando el más rancio noventismo. Supongamos eso.
Ahora bien, ¿qué es lo objetable de la foto? Porque me parece que yerran quienes intentan correr al gobierno por derecha. La prueba está en el fracaso de Ricardo Alfonsín de ayer. Por lo demás, si fueran ciertas esas prerrogativas, está bien que el pueblo las defienda. Pero no lo son. Hay que mirar mejor, me parece. Para crecer, primero hay que reconocer el error. El electorado no es puramente racional, o aristotélico. No va a votar "lo mejor" simplemente porque se lo pongan ante sus ojos, como podría ser el caso de Hermes Binner con su ejemplo de gestión en Santa Fe. Allí también ganó Cristina.
Alfonsín, con su alianza aliancista con De Narváez, lleva al radicalismo cerca de su peor piso histórico (el 3% de Horacio Massaccesi en 1995 y el 2,34% de Leopoldo Moreau en 2003). Es entendible que ni los radicales lo hayan votado. El radicalismo vuelve a estar con respirador artifical.
Duhalde... es Duhalde.
Binner empezó tarde y no lo conoce nadie. Puede crecer, pero ¿cuánto más? ¿Su techo es el doble? ¿El 20%? Quizá Binner haya obtenido ese número y pueda crecer un poco más por este singular panorama de coaliciones políticas que hace que los dos opositores más importantes a Cristina sean... quienes son. Hoy Binner ha quedado parado como la alternativa más seria e institucional al bipartidismo que -dejando de lado los golpes de Estado- gobierna el país desde hace casi un siglo. Habrá que ver si alcanza solo con la "buena" elección de Binner de ayer para lograr mantenerlo como referente opositor de cara al 2015 luego del 10 de diciembre de este año, cuando ya no tenga un cargo en la función pública. Y, por supuesto, habrá que ver también si el santafesino logra mantener unido su espacio (y la "herramienta política" que, dice, es el Frente Amplio Progresista), algo que históricamente le ha costado a todos los socialismos de nuestro país.
Habrá que ver también si "El Alberto" Rodríguez Saá sabe aprovechar el pequeño capital simbólico político que significa ser "el único que le ganó a Cristina en su propia tierra": San Luis.
Se vio también el exceso de personalismo y mucha mezquindad política en la disputa por los cargos. Véase, por caso, el lamento público -otra vez y van- de estas horas de Fernando Solanas, insistiendo en el manejo político que terminó hundiéndolo. Otro respirador artificial ahí.
En la misma situación quedaron dos desprendimientos del radicalismo: la CC de Elisa Carrió, quien finalmente hoy se hizo cargo públicamente de la "derrota" y tuvo el coraje de decir que se "baja" de la candidatura presidencial y llamó a sus electores a votar a sus candidatos legislativos y que corten boleta para el rubro presidencial; y el GEN de Margarita Stolbizer, muy perjudicado por el corte de boleta a favor de Binner en la provincia de Buenos Aires, distrito al que le dedica su mayor atención (y donde obtuvo un magro 6% como cabeza del FAP).
En síntesis, las elecciones de ayer -erróneamente denominadas "primarias", consideradas desde un punto de vista técnico, pues no definieron candidatos presidenciales, los cuales ya estaban predefinidos desde hace tiempo- dejaron un claro mensaje político a los partidos que intentaron ser una alternativa al kirchnerismo: hay que saber mirar -e interpretar- la realidad para saber interpelar al pueblo -o, para no ser tan rimbombante: al ciudadano-, para lograr su voto. Los eslógans y los "creativos" spots publicitarios no alcanzan. El pragmatismo, tampoco.
Hay que mirar mejor, e intentar comprender el voto popular. El 70% del electorado votó al peronismo. Con respecto al voto peronista-oficialista, tiendo a pensar como dice @: que este fue un voto conocido -en la bonanza econónimca "para todos"-. Un voto, en fin, conservador. Pero no lo sé.
Lo cierto es que, como expresé en sorna por Twitter, habría que ir pidiéndole a Jorge Rial que vaya pensando en instalar el hashtag #unmilagroparalaoposición. Porque, justamente, con el nivel de autismo y adormecimiento de nuestra vernácula oposición política, solo un milagro podrá desbarrancar en dos meses al kirchnerismo del poder. Y quizá esté bien que así sea.

12/8/11

La “calidad institucional” prometida x CFK en 2007 que nunca llegó

Hace semanas que tengo este post para compartir con ustedes. Pero por falta de tiempo no lo he podido concluir como hubiera querido. Se los dejo, igual, porque creo que quizá pueda aportar algo en este momento de balances y decisiones soberanas a futuro.
En otros post ya me he referido al costado centralmente conservador en el aspecto económico de este gobierno. Hoy quiero escribir algo sobre la promesa electoral más importante que venía a subsanar Cristina Fernández de Kirchner: la de devolver institucionalidad a la república.

La promesa era inteligente y sutil,
conservadora y de cambio a la vez: preservar “lo mejor” de la gestión de Néstor Kirchner y agregarle un mayor cuidado en la “calidad institucional”. ¿En qué consistiría esta mentada “calidad institucional”? Se decía que la primera etapa era de reparación tanto económica como de la autoridad presidencial; que era una etapa de fuerte presidencialismo y mano política de hierro a fuerza de “superpoderes” y prórrogas ad eternum de una ya inexistente “emergencia económica”. Ahora venía el momento de cabalgar la holgura económica reivindicando todas las instituciones de la república. Ahora sí le íbamos -prometía el relato- a prestar atención a la transparencia, al apego a la ley, al control de las obras públicas, y al incremento de esa otra forma de control como lo es también el derecho ciudadano de acceso a la información sobre "la cosa pública".
Difícil decirlo, pues no hubo propuestas concretas más allá del enunciado, que refería, sí, al rol de Cristina Fernández -la “pingüina” candidata a suceder al “pingüino”- en el Congreso de la Nación. Con especial mención a su paso por la presidencia de la comisión de Asuntos Constitucionales del Senado. A sus “dotes de oradora” y a su caracterización como “cuadro político”.
Pero si bien es difícil descular en qué consistiría la mejora en la “calidad institucional de la república” sí puede verse más evidentemente qué no fue.

Aquí van algunos -incompletos- ejemplos de esa prometida “calidad institucional” que nunca llegó:

  • La Presidenta empezó, de hecho, con mala pata, con el “valijagate” de Antonini Wilson para financiar su campaña; sospecha que con el tiempo superó a la valija, y fue extendiéndose a toda la campaña y que hoy tiene al principal recaudador de Nésto en 2007 -Cappaccioli- procesado. ¿Deberíamos, acaso, creer que se llega al poder con escasa transparencia para luego ejercerlo de forma transparente?
  • La reforma del Consejo de la Magistratura. Con la excusa del volver eficiente la Justicia (el retardo de justicia “no es justicia”) Nésto le allanó el camino a la pingüina para achicar los representantes de las distintas entidades en el Consejo y así dejar al oficialismo con mayoría, si bien no para nominar jueces, sí para frenar destituciones o vetar iniciativas. Este punto se conjuga con los dos siguientes:
  • Se terminó frenando -en el Senado de la Nación- un nuevo juicio político al juez Norberto Oyarbide, el mismo que dictaminó la “falta de mérito” en el caso por enriquecimiento ilítico del matrimonio presidencial. El mismo juez al que, misteriosamente, y como si tuviera un imán, terminan cayendo, “por sorteo”, todas las causas comprometedoras de para los kirchneristas.
  • Justicia vacante. O Justicia subrogante. Hay que reconocerle al kirchnerismo cierta… “creatividad” para construir poder de la debilidad. Una forma sutil de control a la Justicia fue no nombrar magistrados, y dejar a los juzgados actuando por jueces suplentes, sin la debida estabilidad institucional, y, por tanto, totalmente presionables por la atenta mirada del poder ante sus fallos. Esto sucedió en todas las instancias, pero fundamentalmente en la Federal.
  • Todavía está pendiente cumplir con la constitución en lo que compete al arreglo de la deuda externa e interna por parte del Congreso Nacional.
  • Lo mismo sucede con la constitución del Tribunal de Defensa de la Competencia, una herramienta institucional poderosísima –y legal- para combatir con la ley en la mano a los monopolios. Aún hoy, como cuando Nésto vivía y gobernaba, la política antimonopolio se decide a los gritos y bravuconadas de un pintoresco personaje que, como aquellas islas del sur para Borges, ha tenido más fama de la que mereciera.
  • El Indek y los dibujos de la inflación y demás números de la economía nacional (recuérdese el sepultado “Informe UBA”), la sanción a consultoras privadas. El cinismo del poder: En los noventa, si los acusabas de corrupción, los menemistas te decían que recurras a la Justicia (la de la "servilleta", y si no alcanzaba, la de la "mayoría automática" en la Corte). Igual q hoy los K: cuando le echás en la cara los números de la pobreza y la indigencia (y la inflación, y la inseguridad), levantan, orgullosos, los números del Indek de Moreno...
  • La significativa expulsión, en 2009, de Martha Oyanarte de la Subsecretaría para la Reforma Institucional y Fortalecimiento de la Democracia, lugar desde el cual la incuestionable fundadora de Poder Ciudadano debía velar por la transparencia institucional y facilitar el acceso -vía decreto 1172/03- a la información pública a la prensa o cualquier ciudadano que así lo requiriere. Luego de que asumiera Aníbal Fernández como jefe de Gabinete y Oyanarte renunciara, esta agencia pública vació su página web, y también su función institucional.
  • Vaciamiento de la Sindicatura General de la Nación (SIGEN). Con la asunción de Reposo, se descolgaron todos los archivos e informes -públicos, huelga enfatizar- de la web de este sensible organismo de control del Ejecutivo nacinal, y pasó a primar, como ha escrito Oszlak, la “cultura del secretismo”, y la omisión de la utilización de redacción de informes como mecanismo de control, que ahora pasaban a informarse, en primera instancia, “verbalmente”. Todo lo cual le fue informado a este periodista por funcionarios del organismo.
  • La Comisión Mixta Revisora de Cuentas, dependiente del Congreso de la Nación, sigue tardando 5 años en revisar los ejercicios contables y de gestión de la administración pública. Esto es: más de un período de gobierno, con lo cual se diluyen las posibilidades de corrección de rumbos y sanción a funcionarios en el momento en que están ejerciendo la función pública. Lo que termina siendo, en realidad, como algún organismo gremial del área del control público lo ha denominado, una simple “autopsia” de la función pública, sin posibilidad de sanción.
  • Festival de entrega de obras públicas y obras sociales por adjudicación directa, sin que mediaren licitaciones públicas, en el contexto de la “emergencia económica”. Recuérdese, también:
  • La entrega de fondos públicos sin control a la pareja Hebe de Bonafini y Sergio “Maldito” Schoklender.
  • La ex ONCCA y la entrega de fondos públicos sin control.
  • Las adjudicaciones directas de Jaime a España y Portugal para la compra de trenes usados…
  • En fin: toda la maraña de subsidios que en mayor medida son recibidos, como varios dirigentes han denunciado, por la clase media urbana y las grandes empresas nacionales y multinacionales.
  • Superpoderes y reasignaciones presipuestarias sin control. Concentración de poder.
  • El ejercicio administrativo en curso no tiene presupuesto nacional aprobado.
  • Manipulación y conversión de la prensa estatal en prensa oficial (recuérdese, tan solo, el episodio Telam-Chiche Duhalde de principio de año, o la comparación que hiciera el director de la agencia al asumir, referida a los periodistas como “prostitutas”).
  • Dedo presidencial para elegir candidato en la CABA (defecto que, por cierto, también le cabe a la oposición).
  • Coparticipación vulnerada, federalismo debilitado, y favoritismo político y económico.
  • Desacato a la Justicia (incluyendo a la SCJN): procurador de Santa Cruz, Aníbal F.
  • Nada de democracia sindical (desconociendo aún un fallo de la SCJN). No reconocimiento de la personería gremial de la CTA. No reconocimiento del ganador de las elecciones internas y sostenimiento de una líder gremial afín al Ejecutivo como Hugo Yasky, que tiene a esta central obrera al borde de la fractura.
  • Pobreza y concentración.
  • Reforma política aprobada por el Congreso de la Nación y luego vetada parcialmente en artículos acordados con los partidos chicos, para conseguir su voto, que terminaron, a la postre, con el veto, perjudicándolos. Artilugio de las candidaturas estimoniales. Eliminación de las listas electorales “colectoras”. Vuelta de las “colectoras”.
  • La muestra más cabal de la falta de institucionalidad combinada con el autismo hacia todo lo que viene de la sociedad es el acampe qom en la Plaza de Mayo, luego de la represión en su Formosa natal. Represión en Soldati, represión en Jujuy. Represión…
  • El manoseo, también, de otro elemento sagrado de la democracia como es la voluntad popular misma, con la apelación a las "candidaturas testimoniales" en 2009.
  • Piqueteros: cooptados con favores políticos y planes sociales.
  • El entronque de “jóvenes” de La Cámpora en todos los rincones de la administración pública -sin ningún tipo de concurso público y, en no pocas ocasiones, sin experiencia en la materia inherente al cargo- no es precisamente un ejemplo de profesionalización técnica de la burocracia pública.
  • Vicio de politólogo: la tan mentada institucionalización weberiana del liderazgo: Y después de Cristina, ¿qué?
  • ¿Dónde están los fondos de Santa Cruz?

El relato épico que comenzó a gestarse el 11 de marzo de 2008 con la 125 sepultó la promesa de mayor institucionalidad. Promesa que, en parte, implicaba desandar el camino de la concentración de poder que el propio Kirchner llevó a cabo –emergencia económica y superpoderes mediante- como forma, se decía, de “recomponer la autoridad presidencial”. En la “guerra contra la oligarquía del yuyito” (sustento del “modelo” de no desarrollo sostenible), la eliminación de los vicios personalistas y autoritarios del período 2003-2007 quedó a un lado. Había que defender al “pueblo” de la avanzada “destituyente” (Verbitsky dixit) de la corporación antipueblo.
Se privilegió el fin, sin importar los medios. Eso dice el relato.
Sin embargo, el neoliberalismo no se reduce a un conjunto de recetas económicas. Es, también, una cosmovisión, una filosofía política y una manera de ejercer el poder. No hemos “superado” aún, por más que se lo declame, a esa concepción unidimensional, autoritaria y conservadora del poder. El neoliberalismo sigue gobernando la Argentina, en su versión populista. Pobreza Siglo XX!
Dejando de lado la recurrente crítica que le hago a este gobierno respecto de que su “modelo” es la continuación neoliberal (siglo XXI) del iniciado por Menem y Cavallo (y continuado por De la Rúa, claro), el profundo deterioro de la calidad institucional, a la par de la concentración de poder, es el mayor punto débil de las dos gestiones K.

9/8/11

Del “Nunca más” al “Nunca menos”: El relato oficial sobre los DD.HH. y el modelo productivo

Siempre estoy atento a las cuestiones de comunicación política, pero a veces no puedo dejar de pensar que los políticos contratan a publicistas y marketineros para que les confirmen sus eslogans veleidosos y ególatras.

Y hablando de eso, de publicistas, marketineros, bragasmenéndez y mercachifles por el estilo, una breve reflexión sobre el "Nunca menos". Y sobre el "Nunca más". ¿Cuál es la relación entre ambos conceptos? Porque el "Nunca menos" describe palmariamente al kirchnerismo. Sobre todo, en oposición al "Nunca más".

Es difícil desmentir que, para nosotros, argentinos, el "Nunca más" ya es, y desde hace décadas, una institución. Su distancia valorativa con el "Nunca menos" no puede ser mayor. Se trata, este último, de un simple eslogan oportunista, parcial y manipulador.

En ese sentido -perdón por el vicio de politólogo de pensar en el "buen gobernante"-, si bien no existe el buen gobernante, sí podemos decir que existe algo parecido al "buen gobierno". En todo caso, buen gobernante es el que institucionaliza su liderazgo; es el que piensa para adelante, en su pueblo, y plasma su experiencia de gestión en el diseño institucional. El buen gobernante sabe que lo importante es el buen gobierno para el pueblo, y no él mismo, su persona(l poder terrenal, siempre incompleto y temporal): sabe y no se cree un salvador imprescindible, como nos presenta la estética (y la épica) del "Nunca menos".

Leí por ahí que el "No nos conformemos con menos", el eslógan del candidato a presidente del Frente Amplio Progresista, el socialista Hermes Binner, se parece al "Nunca menos". La distancia no puede ser más abismal. El "Nunca menos" remite y juega directamente con el "Nunca más". Pretende ser su continuación. Más allá de los gustos personales, hay que señalar que el eslogan del FAP remite a la gestión realizada en cuatro años en la pronvicia de Santa Fe por una alianza de partidos políticos encabezada por el socialismo y al gobierno del socialismo en el Municipio de Rosario en los últimos 20 años, donde la apuesta fue un programa institucional de gobierno a 10 años, hace poco relanzado, en el que se pusieron en práctica verdaderos conceptos de lo que se llama la "nueva política", pregonados desde el discurso, como la participación ciudadana, el control público, el presupuesto participativo, el paradigma de la cogestión, gestión pública transparente y con criterios de equidad. Seguro que no todo es color de rosa, y que habrá muchas cosas criticables. Por mi parte, ya he señalado que la crítica más fuerte a este espacio es no incluir en su programa un plan integral de desarrollo económico productivo y sustentable, que se despegue del actual "pilóto automático" neoliberal y sojero. O "viento de cola", como le dicen ahora. Un bache no menor.

No vaya a ser cosa "el pueblo" se dé cuenta de que todavía es poder. El neoliberalismo no se reduce a una serie de recetas económicas. Es una filosofía política, una forma de concebir el poder. En efecto, contra el especial énfasis en decretar el "final del neoliberalismo" que sostiene el relato del actual gobierno nacional y popular, esa manera de concebir la economía, la política y el manejo del poder es la que sigue gobernando.

El spot de Binner, en fin, hace referencia a Santa Fe ("En Santa Fe, bajamos la mortalidad..."). "Hice esto acá, lo quiero hacer en el país", podría traducirse. No hay ninguna intención de manipular una figura que trasciende los valores partidarios, como lo es el "Nunca más". Lo mismo puede decirse del spot del "Alberto": "Lo hice en San Luis. Vení a verlo". La comparación no pretende hacer una apología de campaña sino que sirve para marcar diferencias en los usos de los símbolos.

Porque no debería jugarse "Nunca más". Con los derechos humanos, tampoco. Esto es lo que ha hecho este gobierno nacional "progresista" en estos años para acumular poder. Pues, en efecto, mientras el "Nunca más" es verdaderamente de tod@s l@s argentin@s, un grito del pueblo, liberador; el "Nunca menos" es parte del dispositivo del poder de turno puesto a rodar mientras "Él" vivía, e incrementado al valor icónico con su muerte.

Hay que hablar y debatir sobre la vigencia del "Nunca más". En un artículo publicado justamente hoy en Clarín -titulado "Cruje el modelo "progresista"-, la socióloga Maristella Svampa termina refiriéndose a la figura del "Nunca más". Allí, Svampa también advierte la centralidad y actualidad de ese grito por el respeto a la vida y a los derechos humanos del pueblo argentino, en momentos en que la represión estatal frente a demandas de vivienda en pugna con el "modelo productivo" k se "federaliza" y recrudece al punto de haberse llevado, en el último año, la vida de 14 argentinos.

"Ledesma, por ejemplo", escribe Svampa, abocada en los últimos tiempos al estudio de estas cuestiones, "ilustra el pasaje de la industria azucarera tradicional a la agroindustria de la caña de azúcar y, recientemente, a la producción de biocombustibles, favorecida por subsidios del Gobierno. No es casual entonces que la disputa por la tierra, que los necesitados exigen para vivienda, choque con la política de expansión territorial que exige el agronegocio, promovido desde los Estados nacional y provincial". Podría decirse exactamente lo mismo, si cambiáramos “biocombustible” por “soja”, del conflicto con los qom en Formosa, o en Salta -donde un alud se llevó hace dos años casi un pueblo entero, consecuencia del desmonte para sembrar el "yuyito"- o en Tucumán o Córdoba o Santiago o Chaco.

A la luz de esta óptica, la intención del relato oficial de tomar al futbolístico "Nunca menos" como una etapa posterior, superadora -vicio autoritario eminentemente kirchnerista-, del "Nunca más" queda reducida al grotesco (por no decir tomada de pelo).

Por último, last but not least, aún desacoplando -como pretende el oficialismo de turno- el análisis de los DD.HH. de su inescindible costado económico, social y cultural, y tratándolos "en sí", hay que -volver a- decir, una y otra vez, lo no siempre evidente: sin Julio López, el "Nunca más" sigue siendo un grito actual y presente, que no debemos perder ni olvidar.

El "Nunca más" sigue siendo esa gran institución colectiva, verdaderamente de tod@s, que nos continúa guiando a tod@s l@s argentin@s. Representa, aún en nuestros días, una vuelta al pasado que también funge como norte: aquello a lo que, paradójicamente, no debemos volver: Nunca más.

7/8/11

Otra foto que "no significa nada"

Me gusta la frase escueta y contundente de presentación del excelente tumblr de @malmenor_ : "Una foto no significa nada" (Sandrita Russo) *.
No quería dejar de consignar en mi bitácora otra de esas fotos que "no significan nada". En este caso, una del último jueves, en Chilecito, La Rioja:

Cristina, Carlo y vos.

* Frase pronunciada en $678 por la periodista militante luego de que se hicieran públicas varias fotos del sospechoso de ser el asesino del militante del PO Mariano Ferreyra, Cristian Favale, con los panelistas del programa emblemático de esta era y con el ministro de Economía y candidato a vice de CFK, Amado Boudou.

5/8/11

El puntero y la política criolla: de la TV a la realidad

El intendente Iñiguez (Carlos Moreno), de licencia por un infarto, le pide al puntero Pablo Aldo Perotti (Julio Chávez, el protagonista de la tira) que saque de "su" intendencia -que encabeza desde 1987-, a Leme, otro puntero del municipio, enemigo de Perotti. "Sacalo como sea". Y "como sea" es, ya sabemos, "con los fierros".

-Quiero recuperar mi cargo, Gitano. Por eso te llamé. No quiero que esté Leme ahí. Me piden reposo, viste. Pero yo, si no asumo, me muero. Además, está por entrar la coparticipación a la provincia. Son 15 palos, Gitano. Eso es para acción social. Y no quiero que lo meneje Leme, eso.

-Pero vos ¿qué querés? ¿Que me meta, que haga kilombo? –pisa el terreno Perotti, “El Gitano”: el puntero político -peronista, por cierto- del barrio, ante la cama del convaleciente Iñiguez.

-Yo lo que quiero es que no te olvides que de mi mano comiste siempre, Gitano.

-'Ta bien. Retomemos lo de las cloacas y yo te ayudo.

-Ta bien. Vos sacalo a Leme, y después hablamos. Iñiguez cumple.

Perotti se va. Acto seguido, el intendente, en bata, llama a Leme (Pablo Brichta), el otro puntero político del municipio, a cargo por un mes del Ejecutivo municipal.

-Yo estoy para volver, pero tampoco quiero cagar tu imagen, viste. La salida hay que hacerla consensuada. Entre vos y yo. O no hacerla.

-¿Y el gitano? –sondea el puntero suplente.

-Me rompió los huevos; estuvo por acá. Quiere cagarte a patadas. Si fuera por él te saca con los tanques.

-Ése dejamelo a mí. Mi idea es quedarme los 30 días que corresponden. Eso nos da changüí para que usté se mejore.

-Dale che, sentite cómodo, pero no te cebés, eh. Llamame cualquier cosa... todo lo que vaya saliendo. Presupuesto, todo eso.

-Hugo, yo te tengo al tanto de todo. Beso y abrazo grande, saludos a la patrona.

-Un beso grande, querido. Suerte.

Cuelgan, prodigándose sendas y sentidas pero silenciosas puteadas. “Ruso hijo de puta”. “Andá a la puta que te parió”. Ejemplo de la "Nueva Gestión pública" defendida desde la asepsia académica...

El Gitano desconfía, pero decide hacerse cargo del “como sea”. “Esta es la mía, si la hago bien”, debe de pensar. Y “como sea” es, claro, “con los fierros”. Junta a los pibes y “los fierros”. “No puedo ir, ni tengo que ir. Me gustaría saber qué están tramando estos dos. Es uno o el otro. Los dos juntos no pueden estar. Y bueno. Si hay que ir, se va a ir con fierros", razona con su fiel mano derecha: Levante (Luis Luque).

Todo ocurre en el capítulo número 18 de El Puntero político, la ficción que se emite los miércoles y domingos a las 23 por Canal 13.

Y se va con los fierros. La escena continúa por el lado del grotesco (más aún de lo que ya supone dirimir la puja por el poder a los tiros). El Gitano y los suyos entran, enfierrados, al Municipio, al grito de “¡Leme: el barrio no te quiere, no es democrático lo que hacés!”. Los dos bandos, enfrentados, forcejean. Se escucha un tiro (uno solo). Cae un cuerpo pesado, en el medio del salón, herido. Todos corren a guarecerse. De los dos lados se escucha: “¿De quién es ése?”. “Es de ellos”, informa un anónimo al Gitano.

El otro puntero e intendente suplente llama al convaleciente intendente Iñiguez y “negocian” la salida. “Iñiguez, ¿qué me hacés? Me lo mandaste al Gitano. Así no, eh. Arreglemos”.

Y arreglan. Siempre arreglan.

Más tarde, ya pacificada la cosa:

-¿Pudiste arreglar algo con Iñiguez? –le pregunta el Gitano a Leme, sentados ambos en la antesala del despacho del intendente.

-Sí, yo sí. ¿Vos?

-Apeeenas.

-Che, ¿se supo algo de quién tiró? A Iñiguez no le va a gustar eso.

-No. Pero ya está. Ya pasó –apura Perotti.

Viene el intendente, repuesto en sus funciones.

-¿Qué me hicieron muchachos? En 30 años que estoy en la intendencia jamás se tiró un tiro. Así que no me caguen en 4 días lo que me costó sembrar desde el 87. Ustedes tienen que entender que nosotros somos un trío. Con lo bueno y con lo malo, para afuera somos una familia. ¿Cuándo la van a entender?

La escena final:

Leme presenta, ante la prensa y el público de ocasión, al restituído Iñiguez:

-Afortunadamente mi interinato ha sido breve, porque tengo el agrado de informarles de la vuelta del verdadero dueño de la “voluntad popular”: mi querido amigo, el intendente Hugo Iñiguez.

Aplausos, emociones actuadas y flores para todos los costados.

-Quiero agradecer a mi querido pueblo, que me está acompañando desde 1987 cuando asumí.

Lluvia de fotos del abrazo entre Leme y el intendente.

-Pará, pará, pará. Momentito -interviene el Gitano, que por supuesto no podía quedar al margen del reconocimiento público. La familia unida-.

Una pintura del conurbano bonaerense

La envidia. Los celos de poder, expuestos con crudeza en la tira. Una pintura del Conurbano bonaerense, que por cierto vale para uno y otro lado de la General Paz. Y también, tanto para peronistas como para radicales. Y hasta el progresista Aníbal Ibarra tuvo sus punteros políticos (¡y cuántos!).

Interesante repensar los conceptos de "legitimidad", "lo político", "la política", "accountability", "ingeniería institucional", "gestión pública", "control ciudadano" (y sigan sumando ustedes) desde esta serie. Guillermo O'Donnell, desde la misma tradición de pensamiento "institucionalista" que gobierna la Ciencia Política cuestionó, allá por 1996, en su artículo "Otra institucionalización", esa asepsia del institucionalismo argentino -el mainstream de la disciplina- que se queda siempre en la teoría, y de allí sale a "chocarse" con la realidad y casi nunca al revés.

Volviendo a la tira -y no tanto-, todos se pelean con todos. A muerte. Literalmente. Una "lucha por el reconocimiento" (¡perdón!) a los tiros, y a ver quién es más garca y cínico. Acusaciones cruzadas y, a la vez, abrazos mentirosos. El intendente es el más zorro, el que juega dando favores y cagando al mismo tiempo con/a los dos punteros. Por eso es el intendente. La "voluntad popular", bien gracias.

Y todos se amigan con todos, al otro día, para cagar luego a un tercero, o a un cuarto; enemigo, siempre circunstancial. Es “la política”, que se muestra descarnadamente, como la entienden los mismos actores "políticos", en los que se incluyen los punteros, el intendente, los funcionarios honestos o idealistas como la abogada Clarita (Gabriela Toscano), la pareja de Perotti (quien siempre termina desanimada, pidiéndole a Perotti apartarse y recibiendo siempre una rotunda negativa: "No, Clara. Yo tengo que sacar a estas ratas de acá, para llevar adelante mi proyecto"), el cura del barrio que tiene "debilidad por las conchitas", o el comisario que gestiona las coimas del lugar a los dealers o a los talleres textiles clandestinos; y hasta los propios "cabezas" como el pibe Lombardo (Rodrigo de la Serna), siempre dispuestos a romper todo.

Lombardo, un pibe impulsivo pero con (algunos) códigos, barrabravón, que pendula entre la lealtad y la desconfianza a su puntero. Pero Perotti, un líder fuerte, dominador y hasta manipulador, siempre logra ponerlo de su lado a fuerza de favores. La misma forma de entender y practicar la política que ejerce el intendente con el Gitano, éste la desplaza hacia los suyos. La política entendida como una cadena de favores, en el mejor de los casos, y amenazas de revelar secretos non sanctos, en el peor.

Es "la política"... Al menos como la entienden todavía no pocos actores del juego político local y nacional. Cualquier parecido con la realidad… es pura coincidencia.

El mayor plus de la tira radica, a mi entender, en mostrar esa doble dimensión en el accionar del puntero. En efecto, a la par de toda esta lista ya enumerada de lugares comunes de la política y el poder (o micropoder) en Argentina se encuentra la dimensión humana. El Gitano Pablo Aldo Perotti no solo busca poder, gente y honores, en su submundo. También hace de "padre" de su gente, los consuela ante la muerte de un ser querido víctima del paco, se preocupa sinceramente por los niños enfermos del barrio, por las señoras que no tienen trabajo, intenta infundir en los otros sus profundos valores religiosos (aunque a cada paso los desprecie, a veces inconscientemente). La forma en que se mezcla -incluso en el interior de su conciencia-, en que se desenvuelve como tensión, el hecho de conseguir beneficios materiales para su barrio y el "honor" (y el acopio de poder) que convellan para él por haberlos "gestionado" me parece bastante lograda.

Cierto pensamiento miope critica a la tira porque la entiende como una -no tan- velada diatriba contra el Gobierno nacional y sus alianzas de poder con los "Barones del Conurbano". Ciertamente, hay algo de ello: pues es una realidad de la política argentina a todas luces insoslayable. Pero quizá la mayor crítica social de El Puntero se encuentre, precisamente, en ese fondo gris desteñido que es la sociedad: pasiva, "apolítica", que vota y delega, tanto en los actores institucionales de esta democracia representativa como en los informales al estilo Perotti.

En efecto, los laburantes, la "gente común", sólo hacen, en la tira, de telón de fondo silencioso (de la política). La "sociedad civil" que no se "ensucia" con la política, o, siguiendo el relato, que “no tiene lo que hay que tener” (esto es, la astucia o los “huevos”) para meterse en política. O que aparece cada dos por tres para pedirle al puntero un trabajo, un remedio caro o algún beneficio por el estilo, inaccesible para su estandar de vida. Se trata, por cierto, de un municipio pobre, llenos de "villas miseria", donde la miseria, foucaultianamente, es por supuesto funcional al poder.

Ficción y realidad

El miércoles se emitió este capítulo, y ayer nomás aconteció algo similar en la realidad. A escasos 50 kilómetros de la Capital, un militante peronista perdió un ojo de un palazo, a manos de otro militante peronista. Ambos peronistas, sí. Ambos kirchneristas. Uno que apoya a Scioli como candidato a gobernador. Y otro, al intendente de José C. Paz (donde hace años también se resolvieron cuitas internas a los tiros frente a los paredones del municipio), Mario Ishii.

(Foto extraída de www.perfil.com)

Es la política nuestra de cada día. Es la política que Nésto Carlo Kirchner dijo que venía a combatir. Es la nueva vieja política argentina.

Es la política criolla.