17/4/16

Del kirchnerismo al macrismo: ¿"giro a la derecha" o profundización de la desigualdad social ya existente?

Algunas anotaciones desordenadas y plagadas de hipótesis falsables con el modesto objeto de ayudar a pensar a los que trabajan de pensar nuestra actualidad política, económica y social.
A raíz de cosas que vengo leyendo, como las graves confusiones en la caracterización del kirchnerismo respecto del macrismo que observé en un artículo de ayer en Perfil de la socióloga Maristella Svampa -y cuya crítica cito al final de este escrito*-, me parece interesante establecer un parámetro concreto para medir cuán "a la izquierda" está un gobierno no sólo respecto de la sociedad sino respecto de otro gobierno. ¿Por qué Svampa? Porque me parece que ella realiza en su texto algo que vengo diciendo y creo que es la saludable línea intelectual a seguir. Esto es: el ejercicio de la crítica doble, tanto al macrismo como al kirchnerismo que se fue en diciembre y dejó, luego de 12 años de gobierno, las bases estructurales sobre las que se mueve el gobierno actual. Una “crítica de la crítica crítica”, digamos.
Primera aclaración necesaria: decir "cuán a la izquierda" no es decir "de izquierda". Y menos en el sertido ortodoxo o "revolucionario" del término ideológico-espacial. Al respecto, creo que un gobierno de izquierda -dije de izquierda, ¿ok?- es una utopía (ver Grecia...). Por lo demás, está visto que son las derechas las que se pelean entre sí para ver cuál está "más a la izquierda" para ampliar así su base de legitimidad. Avancemos.

Libertad versus igualdad (filosofía de la historia)

Los parámetros concretos de medición que propongo tener en cuenta a la hora de las comparaciones o análisis no son, por cierto, nuevos; existen y son mensurables. Me refiero a la brecha de desigualdad (Índice Gini, por caso) y a los de precarización o flexibilización laboral. Bueno, son mensurables en un país que no esconde su pobreza debajo de una alfombra estadística manipulada como hizo el kirchnerismo con el Indec, en fin… Al margen, o no tanto, si, como señaló el ministro de Economía de Prat-Gay esta semana, recién vamos a tener índices de inflación serios en 2017, ¿por qué echaron (otra vez) a Graciela Bevacqua del Instituto, amigo PRO?
Volviendo. Lo que quiero destacar en este planteo de domingo de lluvia es la importancia y la diferencia de la medición de lo material por sobre lo simbólico o cultural, o los valores (Gramsci, Bourdieu, etc. etc.). Creo, como Marx (y éste con Hegel), que la historia avanza hacia la Libertad. Pero no lo hace linealmente. Todo el tiempo hay retrocesos. Esto lo desarrolla in extenso en “Ideología del desarrollo y dialéctica de la historia” un tal Franz Hinkelammert, siguendo al marxista crítico Ernest Bloch, si se quedan más tranquilos con la validación por la autoridad (académica).
Y estos retrocesos se deben, entre otras cosas (hipótesis), a las relaciones objetivas de las fuerzas en pugna (hoy me levanté muy marxista, sí). Esto es: Capital & Trabajo. Por ello donde más se manifiestan estos retrocesos es en el ámbito de las condiciones materiales de vida, pues son las que afectan directamente a la ganancia del capital. Es verdad que cierto marxismo cultural enfatiza en que lo simbólico también forma parte de lo material y bla bla. Es cierto que para una pareja homosexual, por poner un ejemplo de un valor recientemente aceptado en nuestra socieadad durante el gobierno K (pero podría hablar del derecho al aborto, aún en disputa) no es lo mismo poder demostrar su amor libremente en la calle que no hacerlo, o tener derechos civiles al matrimonio y a la sucesión de bienes y demás, que no tenerlos. Pero lo que digo (hipótesis; todo lo que aquí escribo son hipétesis refutables; tranquilos, profesores) es que los valores afirmados y conquistados son como mojones en la conciencia social que una vez que se logran son mucho más difíciles de remover o de quitar para volver a un estado anterior. "Una idea es un modificador de la conciencia", sintetiza muy bien un pensador posmoderno español. En fin: ese avance hacia una mayor libertad permea en la conciencia y es más fácilmente “tolerado” o aceptado en las sociedades complejas modernas que se rigen por una racionalidad burguesa o capitalista.
Y aquí nos arrimamos más al nudo filosófico político del asunto: la libertad puede ser patrimonio de muchos gobiernos incluso de ideologías de derecha. La igualdad material no. La libertad (sobre el cuerpo, por ejemplo) siempre es individual, aunque se establezca por ley y rija para todos. Hete aquí la confusión que producen gobiernos de derecha que pueden parecer “a la izquierda” o progresistas defendiendo libertades individuales. La igualdad, en cambio, es colectiva, posee un matiz mucho más relacional que la libertad (hipótesis arriesgada). Por cierto, para que un gobierno (o una bandera levantada "desde abajo") esté más "a la izquierda" que otro debe perseguir las consignas igualitaristas en el sentido aquí planteado pero jamás a costa de las distintas libertades (como claramente es el caso de los populismos latinoamericanos).

Capital & Trabajo
Va la hipótesis tal vez más refutable de todas: quizá el capital acepte la ampliación de derechos (libertades) individuales porque en general no afectan directamente su rentabilidad. Me niego: sí lo hace, claro está; piénsese en una pareja homosexual, para seguir con el ejemplo anterior, cuyos miembros tengan derecho a tomarse días de trabajo -y así disminuir la productividad del capital- por matrimonio o por adopción de hijos. Pero claramente afecta mucho más la rentabilidad del capital una política de Estado de redistribución del ingreso (recordemos que la "distribución" es la que hace en primer término, per sé, “el mercado”), vía paritarias, vía política tributaria progresiva, etc., más ampliación de derechos laborales. Estos derechos también son valores pero más relativos o históricos -a falta de una mejor definición- que los otros, pues constantemente están en pugna, supeditados a las coyunturas de política-económica (esas que siempre mentan los gobernantes cuando asumen, diciendo que cambiaron, por lo cual no pueden aplicar las políticas que prometieron en campaña).
Insisto. El centro de mi planteo es la igualdad material y la definición de políticas públicas que están o no más "a la izquierda". El liberal que votó a Macri tiene muy claro que votó más "libertad", más "aire" respecto del autoritarismo mesiánico K, y menos planes sociales, bla bla. No hay demasiada discusión allí. A ese votante le interesan poco el tipo de medidas "sociales" que Macri anunció ayer sábado y que contradicen claramente sus expectativas. Y está muy bien que así sea. Cada uno tiene derecho a pensar y sentir como quiere y cultivar así su egoísmo. Por eso es importante el componente de libertad en la consecusión de una mayor igualdad material.

Derecha y... más derecha
Es siguiendo este planteo general hipotético que un gobierno de derecha puede incrementar la visibilización y penalización de violanciones históricas a los derechos humanos, como hizo el kirchnerismo, persiguiendo a los que ayer corrieron hacia la derecha las relaciones de fuerza Capital – Trabajo, eliminando vía desaparición forzada de personas a los sectores sociales más combativos, y mirando a la vez para otro lado en lo que respecta a los derechos humanos del presente. No hay contradicción ideológica alguna de fondo aquí. Es el movimiento hacia la Libertad actuando, y ello se da en la conciencia social (para no decir “de clase” y volver las cosas más problemáticas), que es lo mismo que decir que excede a un partido, movimiento político o gobierno, como el kirchnerismo. Cierto es que, como describió Marx en el 18 Brumario, hay momentos históricos de “empate social” en los que una persona o un gobierno pueden decidir una situación de crisis terminal: Duhalde en 2001 fue el que empezó a cerrar la brecha que se abrió entre representantes y representados. La operación la finiquitó el “Presidente fuerte” Néstor Kirchner. A eso Marx lo llama “bonapartismo”. El “Bonaparte” -no Napoleón sino Luis Bonaparte, a quien Marx despectivamente llamaba “el sobrino de su tío”, pues era un ser insignificante- parece que “arbitra” y lo hace de hecho, pero siempre a favor del Capital, incluso realizando concesiones sensibles al Trabajo. Eso fue el duhaldo-kirchnerismo. Ése fue el Estado “fuerte” o “presente” que vino con los K desde el Frío, y que por cierto de “presente” tiene muy poco, salvo para sostenerle la renta al Capital. En tal sentido, la masacre de Once y el modelo de subsidios y negociados para sostenerle la renta a los Cirigliano son las dos caras de esa misma moneda. Pero lo importante aquí es el sentido de la filosofía de la historia, la conciencia social que iba en esa dirección y reclamaba un “Estado fuerte” o “presente” (que siempre es “selectivamente presente”, como bien señala Loïc Wacquant), y de ahí el “giro discursivo” en la palabra del poder respecto de “los 90” a esta década “ganada” que perdimos.

Políticas públicas y discursos políticos
 Iba y va aún en ese sentido esa conciencia social que todavía es la nuestra. Por eso también el inteligente “giro discursivo” estatalista de Macri de julio de 2015, que señalé en su momento (ver captura de pantalla: click para agrandarla).
A este respecto, cabe decir lo siguiente sobre los despidos masivos en el Estado que viene haciendo el actual gobierno: para nada pueden ligarse a los despidos de los 90, que a todas luces buscaban “podar” el Estado en pos de un “Estado mínimo”. Lo que se sostiene desde el discurso oficial es “profesionalizar” la burocracia pública, poblada de “leales al líder” en la década pasada. Cierto es que hasta aquí ni se logró este punto y lo que se ve es una simple “limpieza”, como que tampoco se logró fortalecer al Estado con capacidades de gestión y control que le fueron arrebatadas en los tempranos 90 con el paquete de leyes de “reforma del Estado” que llevó adelante el peronismo menemista con el apoyo legislativo inicial del radicalismo (en una verdadera muestra de acuerdo transversal y de política de Estado, bien que a la larga contraria a los intereses del pueblo), y que continuó intocado en la falsa “década ganada”, más allá de algún reposicionamiento de las “porosas fronteras entre Estado y sociedad” (Oszlak). Y dicho esto es menester aclarar un equívoco bastante habitual en cierto progresismo: más Estado no es estar más “a la izquierda”. En general son los gobiernos de derecha los que reslizan mayores intervenciones selectivas en la economía para incrementar la ganancia en favor del capital. Aquí y en el mundo. Insto a repasar Marx o Polanyi. Alcanza como ejemplo práctico la Convertibilidad de Cavallo: ¿qué mayor intervención en la economía, acaso, que pisar por ley el valor de la moneda nacional?
Cierro esta desordenada lluvia de hipótesis con el planteo principal: para no caer en cambalaches analíticos creo que las comparaciones entre kirchnerismo y macrismo son más fructíferas allí donde son parecidos, no donde difieren claramente (esto último es: en el aspecto de la libertad individual ensalzada por uno y relegada a raíz de una tara ideológica por otro). Y son parecidos en la dirección de las políticas públicas que tienen que ver con la igualdad material en las condiciones económicas de vida y de trabajo. Y es en este sentido específico que el macrismo no es lo opuesto al kirchnerismo, como si se tratara de la “izquierda” frente a la derecha, sino su complemento, su continuación en el momento histórico posterior al total cierre de la brecha de crisis que se abrió en el 2001-2002, momento tras el cual las relaciones Capital – Trabajo volvieron a estabilizarse a favor del primero.
Hay un punto crucial en el que las estrategias del Capital y el Trabajo coinciden: es el desarrollo de las fuerzas productivas (punto por cierto puesto en cuestión ya desde fines del siglo XIX con la financierización del capital y la aceleración en la generación de ganancia que ello implica): en teoría el Capital busca ese desarrollo para obtener más ganancia, y, en teoría también, eso expone más la contradicción entre esos dos actores centrales del modo de producción genérico y característico de la modernidad. En este marco de análisis, la “década ganada” careció de tal desarrollo, pues fue la gestión “de lo que había” hasta que se acabó o se gastó; una forma de atraso, en fin.

Del kirchnerismo al macrismo: ¿giro a la derecha o profundización?
Omitir estas consideraciones lleva a pensar erróneamente que el macrismo representa "un giro a la derecha" respecto del kirchnerismo, como postula Svampa, cuando en rigor se trata de una profundización de políticas de derecha con concesiones estratégicas a los sectores bajos, que comenzaron en 2001 con Duhalde y se afianzaron con los K. Unos pasos más adelante de este peligroso error está el darle la razón a CFK cuando se preguntó retóricamente, esta semana en las escaleras de Comodoro Py: "Piensen cómo estaban en diciembre y cómo están ahora". Avanzando en este razonamiento incompleto y falaz, podríamos preguntar, del mismo modo: "Piensen cuándo estaban mejor, si el 9 de diciembre de 1999 o el 20 de diciembre de 2001"... ¿"Que vuelva Carlo", entonces?
Nótese que en ninguna línea de este texto se habló de la hoy tan en boga mediática "corrupción k". Pues, en efecto, lo más grave del kirchnerismo no fue toda la que se robaron sino vender una revolución liberadora mientras en verdad esclavizaban al pueblo, atándolo a la figura proveedora del Estado encarnado en el "líder bueno". Precisamente por esa estafa ideológica es que el populismo K es mil veces más nocivo que la actual derecha gobernante. De esto costará mucho salir...
Creo, volviendo al eje de este post y ya para terminar, que nos urge como país plantear, de una vez, la cuestión del desarrollo (económico, productivo, y también urbano, por cierto). Y recién allí entonces, inevitablemente, aparecerán en agenda, como nunca, las condiciones materiales de vida objetiva de los sectores sociales más postergados. Recién allí comenzaremos a discutir el problema de fondo, que ni radicalismo, menemismo, kirchnerismo o macrismo plantea(ro)n en sus agendas de gobierno, que es el de la igualdad material.

* Replico aquí los comentarios también desordenados que le hice a Svampa en su Facebook:
Me parece que en el -muy loable y emulable, por cierto- afán de criticar al macrismo y al kirchnerismo se establece una oposición ideológica entre ambos que no existe, y esta matriz de análisis lleva a hablar de "giro a la derecha", cuando quien gobernaba hasta diciembre también era la derecha. No me parece un detalle. Al contrario: esta confusión me parece gravísima. En todo caso, tengo para mí que debería hablarse de una "profundización" de las políticas de derecha que se vinieron aplicando en los últimos años. Quizá esta confusión provenga de la complacencia de cierto progresismo que entiende que "menos Estado es derecha y más Estado es izquierda". La historia, por cierto, demuestra lo contrario; aquí y en el mundo (repasar Marx o Polanyi). Quizá el progresismo que cree que el keynesianismo fue de centro izquierda y no la reacción más lúcida de la derecha que vivió, pensó y administró la entreguerra. Esto muy groso modo. Yendo un poco más a algunos detalles de tu muy interesante nota, Maristella, creo que si cuestionamos a La Cámpora como "agencia de colocaciones" (para usar la gráfica figura del Turco Asís), creo que cuestionar los despidos merece mayor detenimiento. Pues si bien es cierto que el macrismo parece estar haciendo una "limpieza" no menos cierto es que el Estado, la administración pública (la cual en otros países es de carrera, y está muy bien considerada), fue poblado en estos años con leales, como una de las formas encubiertas (además del engaño estadístico y demás) de ocultar la falta real de políticas de desarrollo, productividad genuina y empleo. De ese desastre venimos. Que hoy no se ha revertido, por cierto. Y es en este sentido que no me parece menor la descripción, desde mi punto de vista bastante gentil, de los programas sociales implementados por el kirchnerismo como "cierta inserción dependiente", pues... ¿entonces su sentido era el correcto y lo que estaba mal era esa dependencia (política, del líder (del líder bueno))? No quisiera olvidar, en este punto, todos los movimientos sociales que buscaban desarrollar su autonomía política, y económica, intentando "pensar sin Estado" (claramente, los MTD), y que fueron cooptados y devastados por el kirchnerismo... Por ello, desde mi punto de vista el kirchnerismo no fue un "Estado social", como decís; fue la típica estrategia burguesa contemporánea: la copa derramó, en la abundancia (histórica). Eso en los primeros años. Los últimos años aparecieron los Proyecto X, represiones varias, devaluetas groseras, etc., etc.. En fin, no quiero extenderme. Simplemente me parece que hay que ser ideológicamente mucho más severo con el kirchnerismo, en función de su estafa ideológica, por más que el macrismo sea el diablo en persona, la derecha encarnada. Caso contrario, volveremos a tropezar con la misma piedra populista, y a sufrir una nueva decepción como sociedad. Y nunca pensaremos, por fin, el desarrollo (la "década ganada" fue la gestión del atraso).
También, y perdón x insistir, se habla de "profundización de la grieta" erróneamente, pues "la grieta" o el clivaje político, en rigor, fue el dispositivo discursivo específico de dominación del kirchnerismo. Y no veo que el macrismo apele a ello para gobernar.
Este tipo de separaciones societales se construyen desde el poder (rara vez desde abajo). Fue el poder anterior el que azuzó el clivaje pueblo/antipueblo. No Macri. Y aprovecho para aclarar: clivaje NO es sinónimo de desigualdad social; puede haber sociedades muy desiguales no clivajizadas. O sociedades más o menos iguales y muy clivajizadas x cuestiones religiosas, nacionalistas, etc. Si a alguien le interesa lo describí hace años aquí:
Gracias por ayudarme a pensar, Maristella

14/11/15

SCIOLI O MACRI, demarcaciones y desmarcaciones: dilemas de la izquierda argentina

 

"Los marxistas votamos a Scioli", sostuvo, categórico, el pensador marxista (?) Atilio Borón, poniendo en evidencia la desesperada campaña del kirchnerismo para descontarle de donde sea puntos a Macri para el próximo 22. Ahora apela o intenta interpelar a la izquierda que siempre ninguneó o basureó.
De tantos sapos que tragó, Atilio ya se convirtió en uno. Y, como buen hegeliano: la cantidad se terminó convirtiendo en calidad. "Los marxistas votamos a Scioli", junto con los posmarxistas (el finado Laclau, et al) que destruyeron al marxismo. Qué cambalache ideológico y epistemológico, Atilio.


"Los marxistas votamos a Scioli" II. Caso Omar Acha (historiador)
Me crucé también con este texto en el que el historiador Omar Acha también postula, rotundo: no tanto Scioli... pero sí "Contra Macri", intentando establecer un criterio de "demarcación" por la negativa: algo típico de las cientos de variantes de la izquierda que hay en Argentina, que de tanto demarcar se viven desmarcando. En principio, el texto es valioso. Reconozco el esfuerzo por pretender diferenciarse del boronismo e izquierdas K varias. Pero, ¿se diferencia? Veamos.
"Populismo frustrado" o "neoliberalismo de ricos" es la dicotomía o péndulo actual que observa Acha. Y lo dice desde la izquierda. ¿Qué izquierda? Desde alguna izquierda del amplio espectro de la "izquierda nacional" argentina, esa que siempre tiene la tendencia a caer en las trampas discursivas y prácticas del peronismo. ¿Acaso el neoliberalismo -si bien no el ortodoxo menemista- no gobierna? ¿Acaso el Estado no sigue tan ausente como en los 90? ¿Acaso los que cacarean soberanía, putean a los "gorilas y cipayos" no entregaron la cordillera a la Barrick, la Patagonia a China, YPF a Chevrón, la soberanía jurídica a Iran vía memorándum, y la pampa húmeda regada con el glifosato a Monsanto? No hay tal dicotomía porque hoy populismo y neoliberalismo coinciden, empalmados.
Al fin y al cabo, pues, Acha es otro que dice "los marxistas votamos a Scioli". ¿En esto está la "izquierda argentina"? No. Pero veamos sus argumentos. Para Acha, el kirchnerismo es o fue "reformista". Holaaaa. No conservaor, no bonapartista, no el representante más lúcido de la fracción más lúcida de la burguesía vernácula. "Reformista". Se van el 10 de diciembre con un -ni siquiera público y oficial- nivel de pobreza y una brecha de desigualdad ricos/pobres y con un nivel de concentración, primarización y negreo de la economía similares a los de los odiados 90 pero son "reformistas". Curiosa "demarcación". ¿Las banderas de ese "reformismo"? Bueno: Acha hace malabares para nombrar dos simbólicas o "culturales" y tan sola una económica:
+ los derechos humanos (o lo que con una investigación detallada y valiente el periodista Luis Gasulla ha denominado "el negocio de los derechos humanos")
+ los muy loables derechos a la identidad y la diversidad sexual (a la sazón, uno de los más fuertes sostenes de la militancia k)
+ la cazapobres AUH (la otra pata de la militancia nac & pop; idea por lo demás, y a no olvidarlo, propuesta allá por los 2000, en plena crisis "capitalista", por el FRENAPO y la hoy principal socia de Macri, Elisa Carrió)
A esto se limita el "reformismo" k. Nada sobre el aborto, por caso. Desconocimiento de la atroz problemática de los pueblos originarios. Nada sobre el agronegocio. Y esto es central, ya que toda la clase política concuerda en esto último: explotemos la soja aunque se deterioren los suelos, porque el "yuyito" es el que trae los "verdes" para financiar al Estado y la siempre por venir reconversión de la economía nacional hacia la vía del "desarrollo" (industrial).
En fin. Esta es la modesta "ganancia" popular a la que el kirchnerismo fue, progresivamente, subiéndose -DDHH, diversidad, Ley de Medios y otras "gestas"- para generar legitimidad. No olvidar que los derechos por la diversidad y la AUH vinieron sólo después de perder la "batalla contra el campo oligarca", cuando Néstor amagó con abandonar el poder. Por lo demás, cada tópico que Acha repudia del macrismo tiene su correlación K no mencionada. Ejemplo: la "revolución de la alegría" versus el "Amor, amor amor". "Amor sí, Macri no"!
Es por este tipo de visiones que, como ya lo expresé en el último post de mi blog, me parece más dañina, contrariamente a lo afirmado por Acha, una derecha disfrazada de progre que una derecha clásica que tenga los huevos de asumirse como tal.  Por todo este poder duro y blando que acumuló el kirchnerismo (al que, a no dudarlo, Acha contribuye con su texto) es que creo que el PRO sería un gobierno de derecha menos poderoso, más contenido, que una continuidad sciolikirchnerista, en función de todo el poder acumulado (formal e informal; de recursos y de prácticas, contactos, silencios comprados, etc., etc., etc.) en estos 12 años.
Acha considera acríticamente al kirchnerismo como "descendiente del 2001-2002" pero olvida que fue quien consolidó, por derecha, el cierre de aquella crisis (oportunidad) que (oportunamente (!)) llevó adelante Duhalde; entre otras cosas cooptando, silenciando y subordinando a todos los movimientos sociales y nuevas formas de expresión que fueron surgiendo en los 90, de las cuales las más novedosas e interesantes fueron aquellas experiencias de autogestión que buscaban "pensar sin Estado" (no desde el liberalismo, sino desde un autonomismo de izquierda, claro está).
NUNCA la "clase dominante", para usar las categorías del paradigma en el que se mueve cómodo Acha, recibió tanta transferencia de recursos como en la "década ganada", que termina con el capital financiero como principal actor ganador, igual que -¡ay!- en los 90.
Por eso, más que desde un costado económico, me ha interesado abundar anteriormente y hoy en el análisis desde la política, y es que les propongo leer y entender este texto de Acha con esta breve entrevista a Ana María Mustapic. Se nota el agujero cuando la correlación de fuerzas político-institucionales está ausente en el análisis.


Un punto de formidable y luctuosa actualidad. En su nota, Acha refiere a los casi seguros alineamientos regionales de un eventual gobierno de Macri: la derecha colombiana y la ultra libremercadista y pro yanqui derecha mexicana. Muy cierto. Pero omite cuidadosamente referir a los actuales alineamientos regionales e internacionales de Argentina: la ya indudable dictadura venezolana, el comercialmente agresivo imperio chino y la retrógrada teocracia iraní. Con un agregado no menor: en menos de 20 años Argentina pasó de ser el alcahuete N°1 de Estados Unidos al contexto actual mencionado sin olvidar que esa increíble vuelta carnero política de 180 grados la llevó adelante el mismo partido político: el peronismo que hoy defiende Acha. Un sistema de partidos estable, una república estable y donde oficialismo y oposición sean fuertes, donde no haya "partido predominante" puede conducir más exitosamente a políticas externas de Estado más duraderas y coherentes y representativas del interés nacional en el exterior, antes que el interés de los gobernantes de turno.

"Peronismo de izquierda"
Acha se lamenta de que la derecha se afiance como alternativa de poder y ya no tenga que apelar al contubernio con el peronismo (así como años ha esa derecha no dudaba en apelar a las fuerzas armadas). "Políticas enturbiadas por los compromisos peronistas", lo llama. Precisamente en ello yo veo un motivo para festejar: este peronismo que gobernó en esta década es el tan mentado "peronismo de izquierda" (sí, gente: era esto, eh; más no hay; dieron todo lo que tenían para dar), que de izquierda no tiene nada: es otra opción de derecha, pero disfrazada. Yo corro esa demarcación que hace Acha de la derecha al peronismo: enturbiado con compromisos de izquierda.

 Antonio Gramscioli, según el imaginario kirchnerista

La consolidación del PRO tendría, para mí, ya lo señalé en el anterior post, el benefició de la constitución formal de un espacio representativo de todo el sentir liberal y/o de derecha en el sistema político argentino. Frente a él estarían los dos partidos tradicionales y de masas (otrora), ubicados al centro-derecha: peronismo (y sus variantes) y (pan)radicalismo, y en el otro extremo la izquierda clásica. Dejo deliberadamente de lado varios espacios sinuosos y con representación variable pero por ahora relativamente menor, aunque podrían ubicarse también en el centro tanto en el peronismo como en el (pan)radicalismo (Libres del Pur, Proyecto Sur, el llamado "socialismo" que no es más que una socialdemocracia liberal, etc.). Las ubicaciones pueden variar a gusto del consumidor pero el equilibrio de fuerzas que se lograría me parece evidente.
"Incluso si (Scioli) quisiera ser un nuevo Menem y lanzarse a un gobierno neoliberal, la heterogénea composición de su fuerza social le planteará límites", dice Acha. ¿Lo dirá por el lumpen (la categoría aplica, no es un insulto) Luis D'Elía, que ya garrocheó hacia Vidal en provincia? El ambiguo abanico del "campo popular" tal como se articula alrededor del kirchnerismo es, lo digo una vez más, de derecha, nacionalista y católica (aunque con verguenza, en muchos casos), autoritaria, revestida o "empapada" de pueblo. No mucho más. En tal sentido, algo similar a lo que afirma Acha pero sin el "maldito" componente popular podría decirse de la composición de fuerzas alrededor del PRO (esto es: la alianza Cambiemos) que ciertamente es una coalición y es de esperar que la parte de los dirigentes que la integran y que ya integraron la ALIANZA que gobernó con De la Rúa (la otra parte de esa ALIANZA está en el poder HOY) haya aprendido de la experiencia funesta de su paso por el poder al pretender gobernar con mano de hierro un espacio que constituye su legitimidad multipartidariamente.
En fin. El historiador, imposibilitado de esconder lo evidente, termina su arenga homologando bastante Macri a Scioli. Es por ello que, desde mi punto de vista, el aspecto republicano del reparto de poder se vuelve central. El escenario es dilemático y subóptico en las dos opciones. Pero sostengo que, con Macri, el poder (de daño de una de las dos derechas en pugna) estará más equilibrado y contenido que con Scioli. Es muy propio del análisis politológico la cuestión de la herencia, del liderazgo y la sucesión. El kirchnerismo -su mezquindad, su proyecto de poder revestido de un proyecto de país- es enteramente responsable de haber llevado a la sociedad y a la dirigencia política toda -pues se dedicó sistemáticamente a esmerilar a la oposición; algo a lo que muchos intelectuales consideran un mérito- a desembocar en estos dos candidatos que van al balotaje, uno de los cuales conducirá el país desde el 10D. Esto no puede quedar al margen del análisis. En efecto, después de Rosas y de cualquiera de las dictaduras que sufrimos, Néstor y Cristina Kirchner fueron los presidentes democráticos argentinos que concentraron la mayor suma del poder público de la historia del país. A no olvidarlo. No puede advenir un "socialismo desde abajo", historiador, desde allí.
En fin, por todas estas confusiones y/o buenas intenciones es que yo prefiero "contaminarme" con el "lodo genéricamente derechista" y apostar a que un gobierno de Macri expurgue suciedades y taras ideológicas del sistema de partidos argentino, reconfigurándolo establemente en un republicano esquema de oficialismo y oposición y ya no un insoportable y casi eterno "partido predominante" peronista (hoy en su versión falsamente nacional y ridículamente popular) como el verdadero "mal menor" a que podemos aspirar en la presente coyuntura política.

La izquierda clásica y el voto en blanco
Por último: entiendo perfectamente el voto en blanco de la izquierda. Considero que pedirle que vote a Macri con mis argumentos es tan ridículo y fuera de lugar como hacerlo con los argumentos del historiador Acha. Aprovecho para aclarar que en mi anterior post jamás intenté convencer a la izquierda clásica -ésa que electoralmente simpre saca cerca de un 5%, y que en la última elección bajó a un 3,6%- para votar a Macri sino a los simpatizantes de la centroizquierda, el "progresismo", el "socialismo" entre comillas, el espacio político que en 2011 se ubicó como segunda fuerza electoral detrás de CFK con un 20% de los votos nacionales, y que esta vez obtuvo menos votos que la izquierda-izquierda (que el FIT) y tan solo unos miles de votos más que el voto en blanco.
Con todo, en fin, aunque este balotaje no parece ser el caso, quiero terminar recordando que gracias al voto en blanco de la izquierda ganó Rodríguez Larreta en CABA hace poquitos meses nomás, y que de ganar Macri, y siendo ya gobernadora Vidal, un gobierno porteño conducido por el no PRO Martín Lousteau hubiera dado un poco más de poder interno y contrapeso a esa eventual coalición gobernante a partir del 10 de diciembre.
Creo, para finalizar, que lo que se juega en lo que viene es, más que un "Contra Macri" como propone Acha (lo que tiene por otra parte sus curiosos beneficios; pienso en el "contra Menem estábamos mejor"), un claro "Contra el autoritarismo, contra el clivaje político y contra la concentración de poder que floreció azuzándolo".
Y ciertamente, sea Scioli o sea Macri, lo que viene no será fácil para quienes razonamos política e ideológicamente como Acha o como quien suscribe.

2/11/15

SCIOLI O MACRI: derecha clásica o derecha disfrazada de progre

 

Daniel Osvaldo Scioli o Mauricio Macri. Uno de estos dos argentinos va a gobernar el país a partir del 10 de diciembre de 2015. Irremediablemente.  "Voto en blanco" no gobierna. "Impugnado", tampoco. Afirmación fuerte desde el vamos: en el delicado contexto que viven las instituciones argentinas (que la frase presidencial "Vamos por todo" sintetiza como nada) y la paupérrima situación social y económica, el voto en blanco es tal vez como nunca antes un lavarse las manos: lo harán aquellos que pretenden mantenerse en el hegeliano universal abstracto, puros e incontaminados, para después terminar sus implacables -y seguramente pertinentes- críticas al próximo Presidente con un "Yo no lo voté".
Hay que empezar el análisis sosteniendo categóricamente que nunca un proyecto político argentino gobernó cuatro  períodos consecutivos en democracia desde la reforma electoral de 1912, ni fue tan mesiánico ni concentró tanto poder (e hizo proporcionalmente tan poco por la equidad social) como el kirchnerismo. Poderoso pero, a la vez, generador de políticas públicas deliberadamente "frágiles". Es lo que llamo el "círculo vicioso populista":

Gobiernan x decreto >> los "beneficios" dependen del paternalismo y la "bondad" del gobernante >> gobiernan apelando al miedo >> sólo ellos son proveedores.

Muchas de las políticas sociales o planes del kirchnerismo salieron por decreto (la AUH primero salió por decreto, también). Tan solo un ejemplo: el PRO. CRE. AR. Si el PRO. CRE. AR. hubiera salido por ley, mañana sería necesaria otra ley para darlo de baja. Pero salió en 2012 por el Decreto 902 (menciono este plan porque fue utilizado en estos días por el kirchnerismo para sembrar miedo diciendo que se podría dar de baja). Como tantos otros planes. Con otro decreto caería(n). A los K les sirve ciertamente para crear pánico entre los pobres y beneficiarios.Y si esto parece exagerado, véase el ridículo tuit de la ministra de Economía de Scioli, Silvina Batakis.


Recuérdese: hay activos unos 18 millones de planes en la actualidad, que reciben más de 10 millones de argentinos. Una cantidad nada despreciable (de votos). Así gobierna el populismo: crea políticas públicas paternalistas y frágiles y luego mete miedo sobre esa debilidad institucional.
Entonces, ¿Scioli o Macri? En otras palabras: ¿darle más poder a la derecha gobernante o votar otra derecha? Esas son, para mí, las pobres alternativas que nuestra dirigencia política contemporánea ha sabido construir para presentarle a la sociedad. ¿El kirchnerismo, de derecha? Por supuesto. Esa cuña argumentativa es la afirmo desde el nacimiento de mi blog. Por eso, lo primero que les pregunto a los ridículos que azuzan que "se viene la derecha" (como si ya no gobernara) es: ¿con qué índice de pobreza se fue Menem en 1999 y con qué índice de pobreza se va CFK en 2015? Comparemos. Comparemos también en cuánto está la deuda pública, a pesar de los 190 mil millones de dólares que se jacta de haber gatillado la "pagadora serial". Lo demás es cháchara. Jamás responden (no hay respuesta en el caso de la pobreza, por cierto; porque el oficialismo hace dos años que escondió los pobres bajo la alfombra estadística). Otra pregunta, no tan "zurda", más desarrollista, podría ser: ¿qué importa la Argentina, y qué exporta? Qué rol ocupa en la división internacional del trabajo, en fin.


¿"Vuelven los 90"? ¿Se viene la ALIANZA?
Si "vuelven los 90", ¿Macri privatiza YPF con el apoyo de la Gobernadora de Santa Cruz, Alicia Kirchner, como el que le dio Néstor al Carlo?
Si gana Macri, los menemistas que entregaron YPF a Chevrón, la cordillera a la Barrick, la Patagonia a los chinos, la pampa húmeda a Monsanto y la soberanía jurídica a Irán, prometen "resistencia" frente al neoliberalismo. El chascarrillo pone en tela de juicio que los 90 hayan dejado de gobernar en esta "década ganada".
"Macri es la Alianza", repite y repite Scioli. ALIANZA: Conti, D'Elía, Alicia Castro, Chacho, Garré, Ibarra, Sabbatella, Filmus, Giorgi, Abal Medina (h), etc., etc. Todos funcionarios actuales del gobierno nacional y popular. Desde 1983 a la fecha, Argentina ha tenido liderazgos carismáticos. El único presidente "racional" o no carismático se terminó yendo en helicóptero. Eso es lo que está detrás también del recuerdo de la ALIANZA: la amenaza del desgobierno. No obstante, el escenario si gana Macri será muy otro: en principio, ya no estarán los Barones para punchear. No es un dato menor. Creo, en efecto, que aún no hemos dimensionado bien el valor histórico -y el poder- del voto del 25 de octubre. Por lo demás, hablando de la ALIANZA y del 2001, ¿quién da más De la Rúa: Macri o Scioli?

¿Scioli o Macri?
Me atrevo a sostener la siguiente hipótesis: si gana Macri y (1) termina el mandato y (2) no administra la cosa pública taaan desastrosamente (esto es: si no encara un suicida ajustazo sin anestesia), el sistema político argentino puede reconfigurarse hacia un levemente cambiante pero aceptable y estable bipartidismo. Esta constituye una posible consecuencia positiva -en términos de gobernabilidad y de juego político republicano- de una victoria del PRO: acabar con la dominancia del "partido predominante" argento: el peronismo. Gobierno y oposición.
Creo que el contexto histórico y político argentino está dado para ello. En efecto, Massa fue sutil en su conferencia de prensa pos elecciones y de cara al balotaje. Dijo sin decir. Massa apoya "el cambio" si el cambio se da con diálogo. Pretende ser un "opositor dialoguista". Apuntalar la gobernabilidad. Intentará ser a Macri algo así como lo que fue Cafiero para el débil Alfonsín de la vuelta de la democracia. Pero también Massa aportará la necesaria dosis de freno al oficialismo, si logra ubicarse, como pretende, como líder opositor. Ya casi lo es. Scioli carece de liderazgo y se extinguirá el mismo 22 de noviembre si pierde el balotaje. Cristina tiene liderazgo y ascendencia, pero sólo entre los suyos, el kirchnerismo duro, cada vez más esmirriado. Cristina también es abanderada de la derrota, junto con Scioli y Aníbal Fernández, que obtuvo menos votos aún que Herminio Iglesias en 1983. Demasiado desastrosa la performance de algunos peronistas como para ser cabeza de algo.
Y a esta división del peronismo se le suma el hecho de que una eventual victoria de Macri colorearía de amarillo el gobierno nacional, el porteño y el bonaerense: algo inaudito desde hace 18 años, lo que podría redundar en políticas consensuadas y muy beneficiosas para el AMBA, que las necesita con urgencia.
Néstor asumió en 2003 con la idea de ir contra los Barones del Conurbano. A poco de andar vio que no podía y se unió a ellos. Al final, a estos feudales o "minigobernadores" (es precisa la metáfora del Turco Asís) los terminó corriendo el voto popular. ¿Moraleja? No hay que menospreciar el poder del voto. Digo esto porque, no todos, no sé cuántos, pero estoy convencido de que habrá mucho "voto vergonzante" de los dos lados el 22 de noviembre: a derecha y derecha. El lunes posterior a la elección general me encontré con cuatro conocidos que hasta la semana anterior me decían: "Noooo. ¡A Macri? A Macri no lo votaría ni en pedo", y que ante la repregunta respondieron: "Y... ahí en el cuarto oscuro me jugué y tome la decisión. Ni yo lo tenía pensado. Pero me dije: 'basta de kirchnerismo'". Tengo para mí que fueron más de cuatro los que actuaron así. Por eso, no pudo anticiparse semejante resultado, en parte.
Mi pálpito, además, es que el voto en blanco + ausentismo (una forma tal vez menos culposa o traumática de afrontar el momento de decisión electoral) va a ser mayor en el balotaje que en la general, donde hubo 596.025 votos en blanco. ¿Cuántos de los 619.051 votos que obtuvo Stolbizer "ganarán" votando ahora blanco? Aníbal F no estará para transformar el voto horror en voto a Vidal/Macri. En las generales votó un 79% del padrón electoral: un 5% más que en las PASO. Pero ahora es a cara de perro: Macri o Scioli. Y ambos espantan a muchos.


El "mal menor"
"El concepto de mal menor es uno de los más relativos. Enfrentados a un peligro mayor que el que antes era mayor, hay siempre un mal que es todavía menor aunque sea mayor que el que antes era menor. Todo mal mayor se hace menor en relación con otro que es aún mayor, y así hasta el infinito. No se trata, pues, de otra cosa que de la forma que asume el proceso de adaptación a un movimiento regresivo, cuya evolución está dirigida por una fuerza eficiente, mientras que la fuerza antitética está resuelta a capitular progresivamente, a trechos cortos, y no de golpe, lo que contribuiría, por efecto psicológico condensado, a dar a luz a una fuerza contracorriente activa o, si ésta ya existe, a reforzarla".
El fragmento de texto que acabo de citar sobre el "mal menor" es del gran pensador marxista italiano Antonio Gramsci. No se me escapa este gran peligro latente que representa Macri. Soy consciente de que la sociedad argentina toda, empezando por la dirigencia política, oficialista y opositora, me lleva a optar por uno de estos dos... candidatos. Scioli o Macri representan cabalmente las "opciones" políticas que nos deja un gobierno que destruyó a la oposición y no supo formar sucesor. No quiso, en rigor: "la patria" para estos MM (mesiánicos y mezquinos) "empezó" en 2003 y termina cuando se van Ellos. Después: arreglate.
Los que me conocen saben que no soy de hacerme el oso. Votaré al "mal menor" para derrotar en las urnas al autoritarismo mesiánico de los K. Y mañana criticaré al Presidente que voté seguramente con más fundamento y sin duda con igual derecho que aquellos que votaron al otro o escaparon por la tangente incolora e indolora de la historia.
En esta particular encrucijada política argentina, tengo muy claro que opto por la derecha que tiene los huevos de asumirse como tal antes que por la derecha que se disfraza de izquierda o de progre para cazar giles, para decirlo en criollo. Esta última me resulta mucho más dañina. Al pasado reciente, y no tanto, me remito.
Nótese que en mi análisis no hay una sola línea sobre economía. Me concentro en la configuración que podría tomar el poder luego del 10 de diciembre. El papel y el poder que tendrán entonces el oficialismo y -quizá por primera vez en mucho tiempo- la oposición. Detrás de la persona, de Macri o de Scioli, lo que se observa es eso: la posibilidad de una disputa republicana, en un caso; o la continuidad de la democracia absoluta, en otro. En tal sentido es que sostengo que, si bien ambos candidatos orientados en el mismo costado del espectro ideológico, Macri y Scioli no son -no comportan- lo mismo. En efecto, Macri podría estar bailando en la foto que encabeza este post, pero también podría estar haciendo equilibrio (de poder).
Pero, ¿a quién le importa el poder si, como azuza el oficialismo por estos días, en una triste apelación al miedo como recurso de campaña, de "ganar Macri va a bajar los sueldos"? Importa: porque de hecho la posibilidad de sostener en el tiempo una política de ajuste -como la que de hecho gradual pero inexorable viene sosteniendo el kirchnerismo; no lo olvidemos- depende en gran medida de la capacidad de freno de la oposición, que como digo quedaría bastante diezmada de ganar Scioli. "Si le das más poder al poder, más duro te van a venir a coger", para decirlo con una canción popular de protesta.
"Solo el peronismo puede gobernar Argentina", reza una máxima... peronista. El ingenioso pueblo argentino ha decidido ponerla en suspenso o a prueba, echando con el voto a los Barones de Conurbano y al peronismo del gobierno provincial. En tal sentido, la elección del domingo 25/10 me confirmó una certeza profunda: NO SOMOS NI SEREMOS VENEZUELA.


Quizá suene demasiado optimista o cándido, pero creo que el pueblo argentino se cansó y se animó a decir BASTA a los gritos, a la soberbia, a la prepotencia y a la extorsión moral y económica. ¿Se animará a sostenerlo en el balotaje o podrá más el miedo? Como digo siempre aquí en mi blog: al pueblo le sobra pintura... No lo jodan.
Nada se habrá ganado (ni "ganado") si en el balotaje triunfa "el cambio". Será, apenas, un primer paso. Importante, mas solo un primer paso: una puerta que se abre hacia la posibilidad (he repetido mucho esta palabra en este texto, no casualmente) de recuperación del Congreso, y con él la chance -¡posibilidad!- de iniciar el camino de las políticas más duraderas en el largo plazo, que son las consensuadas; de la Justicia, del federalismo, de un sindicalismo honesto, de un Indec sano (los ojos del Estado), y demás. Será un volver a empezar.
Porque no es cierto que se necesita un Leviathan moderno, como creían Schmitt o el último Laclau, para lograr políticas públicas a favor del pueblo. El kirchnerismo -que no es para siempre- lo demostró en estos años en que tuvo la suma del poder público y ni siquiera puso en agenda algo elemental: una reforma tributaria progresiva. Y somos el país con más carga impositiva del planeta.

¿Del "mal menor" a la república?
Este "mal menor" que es para mí Macri abre, quizá a su pesar, pero ciertamente a partir de la configuración objetiva del reparto del poder que configuraría, un posible escenario republicano hace tiempo extraviado en el juego político argentino. El problema es  que no sólo los gobernantes (que se creen "buenos" y providenciales) sino tampoco los argentinos somos republicanos. Ni siquiera lo son los que creen ser republicanos y no saben de qué hablan: solo apoyan a otro líder "bueno". Es la visión instrumental del Estado, demodé, de creer que ocuparlo con "nosotros, los buenos" los problemas se van a solucionar per sé. No necesitamos que ganen "Nosotros, los buenos" (Donda dixit), ni los "honestos". Eso es mas mesianismo, más kirchnerismo. Necesitamos república: división de poderes y controles. Una república fuerte corrige sola errores o desviaciones corruptas.
El sociólogo Juan José Sebreli -y muchos perejiles a partir de él- dice que la opción es "populismo o democracia". FALSO. El populismo es la versión moderna de la vieja democracia griega. La opción es populismo o república. ¿Qué significa república? En primer lugar, un sentir y una convicción profunda: y es que los hombres son malos, por eso necesitan gobiernos; y que los poderosos son más malos aún, por eso necesitan control, como admirablemente sintetizó James Madison. Ésa es la base del republicanismo moderno. La fe -el sentir- del populismo, en cambio, es que el hombre es bueno. Y que el líder es el más bueno de todos. Así nos va. En fin. ¿Se entiende ahora por qué importa poco la honestidad de un político? Porque el republicano no cree en prohombres sino en LA LEY. El hombre sólo es libre siendo esclavo de la ley. Una ley justa y pareja para todos. No, por cierto, una ley que sólo rija "para los enemigos".



En síntesis, las dos opciones que compiten por la Presidencia no representan un modelo de país demasiado diferente. Pero Macri es, desde mi punto de vista, la única que ofrece en el horizonte político la posibilidad -otra vez "la posibilidad"- de desactivar esta democracia delegativa (O'Donnell) y tan peligrosamente clivajizada en que hemos vivido esta "década ganada", de que se retire el deseo de una democracia absoluta y de empezar a apuntalar una república y resolver los distintos intereses legítimos que se manifiestan y se expresan en las complejas sociedades contemporáneas a partir de las instituciones. Será responsabilidad de todos construir un alternativa superadora para 2019 pero, por ahora, "es lo que hay", como dicen en la calle.
En lo personal, desde el 10 de diciembre seré, como siempre, el primero en observar las decisiones políticas del nuevo Presidente y en cuestionar lo que considere cuestionable. Gane quien gane.
Sepa el pueblo votar.

15/4/15

Los K, el derrame, y el menemismo que los parió


"El único que derrama es el Estado", dijo ayer CFK en un discurso en la presentación de una nueva línea de producción de autos de la japonesa Honda, en Campana. Pretendió con ello criticar a los empresarios y defender el salario. No afecten la demanda y "traigan la que se llevaron", cacareó. Lázaro y compañía carraspeaban, donde quiera que estén. Y ni hablar de los recordados -y evaporados- "fondos de Santa Cruz".
Pero vamos al sustrato ideológico de lo dicho por la Presidenta: nada más noventista que reactualizar la "teoría del derrame". En este sentido, caben algunas breves pero importantes precisiones, que me llevan a actualizar el blog.
La neoliberal "teoría del derrame", muy en boga en los noventa en Latinoamérica y sobre todo en Argentina de la mano de Cavallo y Menem, sostiene groso modo que la copa derrama solo una vez que se llena. Esto es: en la opulencia. En otras palabras: sólo cuando los ricos se llenan bien los bolsillos "derraman" algunas migajas a los pobres. Y esto ocurre en el ámbito privado.
Sin embargo, la función del Estado, y de quien sale del ámbito privado y se dedica a la política, en teoría para servir al interés general, no es "derramar" sino asegurar la redistribución de los ingresos con un criterio de justicia social. Pero aún pasando por un momento por alto el error conceptual de la Presidenta de la Nación, hay que decir que un Estado sin crecimiento y casi en recesión como el nuestro muy difícilmente podría "derramar"; un Estado que se financia con los fondos de los jubilados y del Banco Central, o con emisión monetaria que genera una inflación galopante que corroe el salario del trabajador, y un Estado en cuya economía gravita centralmente el peso de la deuda, lo que hace es, antes que "derramar" de arriba abajo, todo lo contrario: quitarle bienestar a los más pobres para compensar a otros igual de pobres, sin alterar el flujo de transferencias ricos pobres, que "la juntan en pala", como siempre se jacta Cristina Kirchner. Me remito por caso a la regresiva política tributaria de la "década ganada".
En síntesis, el desliz neoliberal de Cristina sólo la muestra como lo que en verdad son los K: una reactualización contemporánea del menemismo que los parió.


19/2/15

18F: La marcha del silencio y la cadena nacional del silencio




"Aprovecho esta cadena para darle mis condolencias a las hijas Alberto Nisman, el fiscal federal muerto sospechosamente. A los argentinos compungidos que hoy marchan, quiero que sepan que mi corazón está con ustedes, y que el Estado pone todos sus esfuerzos en el esclarecimiento del caso".

¿Tan difícil le resultaba decir esto a la "Presidenta de los 40 millones de argentinos"? ¿Tanto dolía? Tener ese gesto -la política es, en gran medida, gestualidad- no es mostrarse débil. Antes bien, es todo lo contrario. "Consolidar la paz interior", como reza el Preámbulo de nuestra Constitución (que es "liberal" y "conservadora", según los revolucionarios en el poder).
Rígida y enojada, ayer CFK se comparó con De la Rúa para decir que acá manda ella. La comparación, con todo, no la deja bien parada como "estadista". "Estadista" es ponerse por sobre las rencillas coyunturales aún a riesgo de recibir diatribas. Un verdadero líder hubiera puesto la cara aunque reciba sopapos. Acompañando a su pueblo por un crimen mafioso. CFK se aisló.
En efecto, el Gobierno nacional podría haberse subido al #18F y marchar con los fiscales y con el pueblo por la paz, por la república, por la justica y por la unidad (el reciente ejemplo lo dio el presidente francés Hollande). Pero no: prefirió hacer lo que siempre ha venido haciendo en estos 12 años de kirchnerismo en el poder: partir la sociedad, dividir para reinar. Hoy 19F -día del cumpleaños de CFK- la acusación de "golpista" a la marcha se evidencia como burda e irrespetuosa.
Cristina habló varias veces de Néstor y de las bondades del "proyecto industrializador". Le vendemos porotos de soja a China y le compramos trenes y ahora traen chinos a la Patagonia. ¿"Proyecto industrializador"?
“Hemos desarrollado autonomía nacional en un recurso estratégico como es la energía", dijo la Presidenta que terminó de vaciar la matriz energética, y acto seguido, sin ruborizarse, le pidió a un militante que use el split en 24 grados...
"Tenemos que garantizar que quien gobierne en 2015 tenga las mismas ideas de soberanía", dijo ayer CFK por cadena nacional, que se produjo para inaugurar por tercera vez Atucha II. ¿Qué soberanía? ¿Las de la cesión de soberanía jurídica que significó el memorandum con Irán? ¿Las de cesión de soberanía energética que significan el todavía secreto acuerdo entre YPF y Chevrón? ¿La renuncia a la soberanía económica y militar que significa la reedición de las relaciones carnales pero ahora con China?
Ojalá que no sea así. Con todo, por suerte nuestra Constitución Naciónal es republicana y prohibe eternizarse en el poder. Pero lo que sí incentiva la Carta Magna es la libre competencia partidaria (¿de ideas?). Así, el famoso (y autoritario, típica materialización de la tocquevilleana "tiranía de las
mayorías") "si no les gusta armen un partido y ganen elecciones" con que hasta ayer nomás el kirchnerismo chicaneaba al que pensaba diferente se vuelve hoy contra ellos. En efecto, por su impericia y mezquindad política basada en un gobierno hiperpersonalista no han abordado jamás el problema de la sucesión. El único candidato que les mide es el invento menemista Daniel Scioli, odiado y amado secretamente por esos contradictorios motivos. De modo que -esto ya se ha dicho en este espacio, pero nunca está de más repetirlo- si "el proyecto nacional y popular" (sea lo que esto fuere) no sigue liderando el destino de los argentinos a partir del 11 de diciembre será pura y exclusivamente responsabilidad de Cristina Fernández de Kirchner. En criollo, si mañana gobierna la "derecha rancia y oligárquica" habrá sido porque el kirchnerismo se concibió desde su génesis como un proyecto de poder estrictamente familiar. Primero "Pingüino o Pingüina" y luego Máximo, "líder de masas", según sus aduladores.
"Es bueno que deje de haber tanto secretismo", dijo acusando a Estados Unidos la Presidenta que vació TODOS los organismos de control de gestión pública y la ley de declaraciones juradas. Y pronunció, además, un concepto que define la lucidez de la clase gobernante argentina, que es el peronismo: "Cuando uno no tiene la importancia de cambiar una época debe tener la inteligencia de cambiar cuando la época cambia". Eso es el peronismo.

Silencios
Paradojas de la política argenta: ayer #18F Cristina también eligió el silencio, y por cadena nacional: NO habló de Nisman. ¿El silencio presidencial puede leerse como vocación del poder de "instalar otra agenda", como analizan semiólogos, comunicólogos e intelectuales filo K varios? NO. La gravedad institucional del caso -que la propia sociedad argentina en un 80% registra claramente- amerita y requiere su abordaje sin ninguneo ni partidización mezquina, sin ofensiva negación. Huelga aclarar que la marcha no fue contra el Gobierno: fue el gobierno quien se opuso a la marcha.
El mismo viernes 13 de febrero en que se conoció la imputación a Cristina por "encubrimiento" de la causa AMIA, la Presidenta dijo desde la Rosada por cadena nacional: "Nosotros somos la alegría. A ellos les dejamos el silencio. Porque los que no hablan es o porque no tienen nada para decir o porque no se animan a decir lo que piensan". Si, como creen los K con la filósofa política Chantal Mouffe -esposa del extinto pensador populista Ernesto Laclau- la política es señalar un enemigo, CFK se enemistó con medio país -por ser generosos- al escupir el #18F.
En el mismo sentido, ayer el titular de la ex SIDE Parrilli dijo en Diputados: "En el 55, días antes del bombardeo, también hubo una marcha silenciosa". Es la clara línea que se baja desde el poder, y que los medios K rotularon como: "La marcha de los 5 fiscales golpistas". Nada dicen sobre que muchísima gente también salió a la calle el 19 de enero, espontáneamente, cuando se conoció la noticia de la muerte sospechosa de Nisman. Otra vez: substiman al ciudadano.
Un pequeño párrafo aparte merece Carta Abierta, que con su pedido a la Corte Suprema de frenar la marcha demuestra una insalvable contradicción. ¿Acaso toda la movida por una "justicia democrática" votada por el pueblo (esto es: anti republicana, pues el diseño republicano establece un poder contramayoritario) que fue y es Justicia Legítima no es política? En el fondo de esa contradicción, no obstante, hay un hilo conductor: el autoritarismo congénito de la fracción gobernante. En su genética autoritaria (y a la luz de los números de la economía y la redistribución del ingreso, falsa) para el peronismo kirchnerista si el que marcha no es "el subsuelo de la patria sublevado" se trata de golpismo, o de caceloleros cogotudos destituyentes. Eso equivale no sólo
al desprecio al ciudadano sino a la democracia. La patria es el otro, pero solamente desde el discurso.
El colmo del mundo del revés lo expresó el sábado en TVR -parte de la parafernalia mediática de señalamiento oficialista de opositores- Mercedes Moran, quien dijo: "Me da miedo lo que está pasando. Es un grupo mafioso el que organiza el 18F". Me pregunto cómo califica la actriz que se sospeche que hayan matado a un fiscal. O sea: a Mercedes Morán le da más miedo la gente en la calle pidiendo justicia por Nisman que el hecho de que el fiscal haya aparecido muerto. Por suerte, los artistas que festejan sus cumpleaños con dinero del Estado son los menos. Ayer la gente salió a la calle indignada y contra las mafias intra poder, como lo hizo autoconvocada el 19E cuando murió Nisman.
Pero no. Hubo más. Mientras el pueblo honraba la memoria del fiscal Nisman, el kirchnerismo institucional la ensuciaba en el Senado en la voz del misionero Cabral, quien no tuvo vergüenza de decir que Lagomarsino era la pareja de Nisman y "le pegó un tiro amorosamente".
La gravedad del caso por el que la gente salió a la calle la expresó días pasados, con palabras sencillas, un actor político importante contra el autoritarismo feudal de los 90: la monja Martha Pelloni: "No solo desacreditan a Nisman, sino a todos los que buscamos justicia".
Ayer la inmensa mayoría de los argentinos marchó -salió, otra vez, a la calle- a recordar un fiscal muerto sospechosamente y a pedir justicia. La marcha, silenciosa, pacífica, respetuosa y democrática, fue netamente política, como en general el silencio lo es. Y allí estaba la monja Martha Pelloni que con sus marchas del silencio en los 90 tiró abajo el feudo catamarqueño de los Saadi para atestiguarlo. Otro dato interesante. La última vez que los argentinos marcharon mirando a la Justicia fue en el pos 2001, cuando los enardecidos ahorristas se juntaban en Tribunales para reclamar a la Corte Suprema por el "Corralito" de Cavallo y cía. Fue un reclamo económico. "Les tocaron el bolsillo, si no no salen", es un latiguillo K al respecto. Y bien, cumpa: con la muerte de Nisman nos tocaron la república, por eso el #18F, que fue una manifestación -libre y democrática, insisto- netamente política e institucional.
Sería para festejar, si en su trasfondo no hubiera una muerte mafiosa que recuerda los peores tiempos de este país, cuando las facciones que se disputaban el poder se pasaban mensajes políticos con cuerpos humanos sin vida.
"Estuve en la marcha. Estaban todos lo negocios abiertos. Nadie rompió ni saqueó nada. Un ejemplo", observó por radio un ciudadano de a pie. Resultaron ser bastante educados los golpistas. Y sí. El kirchnerismo primero banalizó el término "gorila" (cualquier logi es un gorila). Y terminó banalizando el autoritarismo de los golpes de Estado. Cuestionan a "las corporaciones" y gobiernan corporativamente (recuérdese el fallo de la Corte Suprema exigiendo libertad sindical). Desde 2008 vienen anunciando un "golpe de Estado en marcha", pero gobiernan hace 12 años. Sin control y con la suma del poder público.
Por último, si bien la marcha es un saludable aliento republicano y de sentido común en medio de tanto mensaje mafioso, no hay que perder de vista el siguiente punto: toda esta gente que salió ayer a la calle no la junta el oficialismo, reducido a los íntimos patios de la Rosada, pero tampoco la oposición. Algo funciona mal en la democracia argentina si las mayores convocatorias ciudadanas de los últimos tiempos son espontáneas o por un crimen de Estado...
Ayer #18F la marcha del silencio se rompió varias veces, por dos motivos: para cantar el himno nacional y para gritar: "NUNCA MÁS".
NUNCA MÁS al gobierno de las mafias
NUNCA MÁS a la impunidad
NUNCA MÁS al uso partidario (e ilegal) de las agencias del Estado como la SIDE
NUNCA MÁS a la muerte política en Argentina
.

24/4/14

Problemas de empalme entre relato y realidad

Ayer a la tarde, el Gobierno nacional tenía programado dar a conocer los datos de pobreza del segundo semestre de 2013. Sin embargo, abruptamente el ministro de Economía, Axel Kicillof, levantó sin dar explicaciones la conferencia en que difundiría esos datos públicos. Esto es: de todos.
Hoy, bien temprano, en su habitual conferencia de prensa diaria en la que suele usar muchs palabras para no decir nada, el Jefe de Gabinete, Jorge Milton "Coqui" Capitanich, explicó -leyendo un papel, como nunca hace; como si repitiera un libreto- la grave omisión. Dijo que se debíó a "problemas metodológicos", "de empalme" entre la anterior forma de medición y la que se comenzó a implementar a comienzos de año.
Luego de ello, en declaraciones a Radio Mitre, la ex directora del Indec Cynhtia Pok sostuvo que "no hay nada que empalmar porque los datos que debían presentar corresponden al segundo semestre del año pasado, y el año pasado estabamos con la misma canasta. El Índice de Precios Nacional y Urbano no tenía nada que hacer ahí".
Para abundar en los detalles de este grosero bolazo del "empalme", recomiendo también esta nota de hoy del periodista Gustavo Noriega.

Pobreza Cero
Oficialmente, Argentina no sabe cuántos son sus pobres e indigentes. Difícilmente pueda atacarse un problema que "no se ve" o del cual se tiene una difusa dimensión.
La última dictadura juntaba los pobres en un camión y los tiraba en otras provincias. Es lo que hacía el general Antonio Domingo Bussi en Tucumán. O levantaba muros en las villas para ocultar los pobres. Aquí nomás, en la villa 31. El camino de ese ocultamiento lo mostró el intendente Cacciatore.
Los nuevos fascismos son más sutiles y simbólicos (pobre Bourdieu): levantan muros estadísticos.
Como diría Videla: No están ni muertos ni vivos, están desaparecidos... de las estadísticas públicas, los pobres. Invisibilizados, para usar una palabra que le encanta a los foucaultianos comentadores del gobierno nacional y popular.
El número que habría debido dar el Indec, luego de su lavada de cara, hubiera sido cerca de tres veces menos que el que estiman consultoras y organismos privados, esto es: alrededor de un 30% de pobreza real y cerca de un 10% de indigencia. Incluso son llamativos e incoherentes con el cálculo oficial los números que darían si se tomara en cuenta el Plan Precios Cuidados, como lo demostró el martes el periodista Marcelo Zlotogwiazda en TN. Puede verse el original e interesante análisis aquí:



En síntesis, lo que en rigor los K no llegaron a empalmar es el "relato" con la realidad. Pobreza Cero. Ni el menemismo se atrevió a tanto.
El kirchnerismo lo hizo.
Esto puede ligarse con otro hecho. En su cadena nacional de ayer al mediodía en la que relató las bondades de la "revolución ferroviaria", la presidenta de la Nación, Cristina Kirchner, aludió por tercera vez en la misma semana a "la herencia" que dejará el kirchnerismo, al "futuro" luego de 2015. Entre otras cosas, señaló con preocupación: "Que no vuelva el discurso privatizador". Fue la advertencia con la que nació, años ha, este blog y que pueden releer aquí.
Esta semana marca, claramente, un punto de inflexión en el "relato" oficial: CFK ya no sólo reescribe el pasado sino que ya se esfuerza denodadamente por escribir -inscribir- y apuntalar el futuro; un futuro escrito (de antemano): la bella herencia del kirchnerismo. Los modernos "bitrenes" que no tienen vías donde rodar porque los ramales siguen cerrados o porque las vías están deterioradas por la falta de inversión, la nueva Pobreza Cero, etc., etc., pero nunca el "hambre de agua" en la Formosa del gobernador K Gildo Insfrán, para citar sólo un caso emblemático.
Es así: en la fase de retirada del kirchnerismo, el "relato" se preocupa por granhermanear aquello que inevitablemente lo excede: el futuro. Así de ridículo, patético, y, en fin, autoritario.
Sin embargo, parafraseando al mítico "cuento más breve de la historia", el del dinosaurio del genial escritor guatemalteco Augusto Monterroso, podríamos decir:


Cuando se despertó, los pobres todavía estaban allí.

9/4/14

Relato puro: la cadena nacional del humor que hace llorar

Ayer la Presidenta de la Nación, Cristina Kirchner, violó flagrante y alevosamente la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. La Ley 26.522, famosamente conocida como "Ley de medios", impulsada por su propio gobierno. Concretamente, Cristina violó el artículo 75 de esa ley, referente a las situaciones que ameritan el uso de la cadena nacional. En la imagen que sigue se cita el mencionado artículo, que no deja lugar a dudas:


Hubo una situación extremadamente "grave" que ameritaba la cadena, pero no fue mencionada por la Presidenta. En efecto, el lunes, un temporal deja más de 1300 evacuados en todo el país, sobre todo en Neuquén. Sin embargo, el martes, la Presidenta hizo una cadena nacional desde Tecnópolis, no por los hermanos afectados sino presentando a un rapero y a un humorista que nos ofrecieron -por cadena, repito- su rutina.
El narcotráfico, la inseguridad, los linchamientos, la evaporación del salario en la mano de los trabajadores no son, evidentemente, situaciones "graves" que deban ser tratadas por cadena. Sobre ello, Cristina deslizó un tajante "Siempre tendremos problemas" que rememora el "Pobres habrá siempre" que con su habitual cinismo nos regaló Carlos Menem en los noventa.
Así, sin nada importante que decirle a todos los argentinos, Cristina interrumpió la programación de la cadena del desánimo para dar ánimo a sus seguidores con un rapero y un humorista. Y hasta ocurrió un intercambio grotesco y bizarro, más propio de Diego Capusotto que de quienes tienen las riendas del poder. El humorista filo K  Guillermo Selci hizo un chiste sobre La Cámpora:

"Tengo un amigo de La Cámpora, que antes le decíamos el Negro Ciruela, y ahora le decimos Blackberry", y como un resorte, los militantes camporitas empezaron a gritar, al estilo Capusotto:
"Che gorila, che gorila, no te lo decimos más, si la tocan a Cristina qué quilombo se va a armar".


Todo por cadena nacional, insisto. La voz de la Presidenta de la Nación, en ese intercambio (fue cuando dio comienzo formalmente la cadena), estuvo ausente; representaba, cabalmente, lo que viene demostrando desde el gobierno en los últimos años: no está, se fue. Desertó. Arreglensé ustedes. Y sí: ésta fue la cadena nacional de la deserción.

Humor, poder, Pueblo Uno
Puedo aceptar que un humorista se ría ácidamente de nosotros. Puedo aceptar que un humorista se ría de nuestras desgracias y hasta de nuestras tragedias y nuestros muertos. De Once, de los inundados de La Plata. El humor es una de las formas más duras y elocuentes de criticar al poder. Lo que no estoy dispuesto a tolerar es el humor complaciente de los humoristas del poder, que es en síntesis una de las formas que adopta el poder de reírse de su pueblo, alterando el sentido de la crítica. Los judíos riéndose de Auswitch constituyen una forma de conjurar y sobrellevar el horror. Si lo hiciera Hitler sería una afrenta imperdonable. Recuérdese, en estos pagos, el mal chiste de Daniel Paz de fin del año pasado sobre los cortes de luz.


Esta cadena nacional del humor de ayer consagra, finalmente, esa alteración del patrón de la crítica. No es función del Poder Ejecutivo hacernos reir, ni siquiera criticar. Su tarea es gobernar, e informar a la población sobre los actos de gobierno, transparentar los gastos públicos para que la opinión pública debata sobre ellos con datos. Ninguna de estas tres cosas hace el gobierno de Cristina, que no termina de aceptar que simplemente es nuestra representante, un mero servidor público que mañana dejará el lugar a otro..
"En el fondo todos somos uno", dijo en la cadena nacional del humor. Éste es el nudo gordiano de la manipuladora falacia populista y de todos los regímenes autoritarios, en fin. Pues ése "pueblo uno" (descrito críticamente por Ranciere o adulatoriamente por Laclau) es encarnado ni más ni menos que por el líder. Por Ella. Y no. Lo lamento pero yo no soy usted, señora Presidenta. Ni quiero serlo.
Declamación personal al margen, la de ayer ya se se ha ganado el título de la más insólita cadena nacional de la historia de la comunicación política argentina, en la que la Primera Voz, la que anuncia los actos de gobierno, no habló, y cedió el micrófono a un humorista.
Asistimos, como diría Máximo K, a un simulacro de gobierno. Hace tiempo.
Relato puro.

8/4/14

Un país al margen de la Ley (Linchamientos II)

Intento de linchamiento en Posadas, Misiones, ayer

Ayer hubo otro intento de linchamiento en Posadas, Misiones (foto), en una saga de barbarie que duró varias horas.También hubo otro linchamiento en Merlo, provincia de Buenos Aires. Y otro en Santiago del Estero. Más de una docena de demostración de que efectivamente "la patria es el otro" en apenas 20 días.
Muchos, muchísimos, aparecen exaltados por las redes sociales, demostrando su alegría porque "el pueblo se hace cargo de la delincuencia", y cosas así. No es menor el rol que juegan los medios en casos tan sensibles a la opinión pública como estos. Dejo, al respecto, esta interesante nota de Sebastián Lacunza: "La turba y los medios, seducción mutua".
Volvamos al tema de este breve post: el auge y el festejo de la barbarie. Amigo de clase media: cuando cuestiones a los piquetes porque no te dejan circular con tu tutú nuevo x las calles, te voy a recordar que te alegraste y apoyaste los linchamientos, que se rigen por la mísma lógica berreta de la justificación para evadir la ley.
El debate por los linchamientos se acaba en un minuto, con el código penal en mano: pena por robar un reloj + pena por linchar un cristiano. Cúmplanse ambas en serio y a ver quién sale a robar, y quién sale a linchar.
Insisto en esto: en términos argumentativos, la justificación de los linchamientos es a la clase media lo que los piquetes a los desocupados. Justificar los linchamientos por el hecho cierto de que el "Estado está ausente" es igual a legitimar los piquetes porque la situación social es grave, cosa también cierta. Y así en este ispa, desde abajo, desde el medio o desde arriba, sigue rigiendo la misma lógica berreta que encuentra motivos para no cumplir la Ley. Para vivir, como decía Carlos Nino, al margen de la ley.

Acuarela: "Animales sueltos" (Luis Scafati)

Aunque suene a obviedad, la Ley está para ser, primero, respetada (repito: valorada, respetada como la forma elemental de convivencia en las sociedades complejas) y, luego, cumplida. Hay que empezar por ahí: por dar señales de que la Ley está para que la cumplan todos. Los populismos son, claramente, todo lo contrario a esto. La señal que dan los tres poderes del Estado, empezando por el Ejecutivo, es que la ley está para ser ingeniosamente burlada y evitada. Y bien, mientras la Ley valga un pedo (porque "no hay trabajo", porque "los chorros entran por una puerta y salen por otra", o simplemente porque soy un gobernante poronga) discutimos giladas; y dale que va.

31/3/14

Linchamientos, de la evaporación del Estado a la justicia por mano propia

Joven confundido con un ladrón y golpeado brutalmente hoy en Rosario
No cuenten conmigo.
Linchamos al que roba un celular, o mata una anciana. Ignoramos al que se roba un país y condena a generaciones a la miseria y la ignominia. La Argentina draconiana que supimos conseguir en esta década. Gracias, Mamá Cristina.
En rigor, ni siquiera somos draconianos. Dracón proponía las mismas severísimas penas al que robaba una gallina que al que mataba a otro ser humano.
Este post no tiene el cuidado y tiempo de escritura que merecería, pero quería expresar aquí esa postura: No cuenten conmigo.
Permitanmé una alocada asociación en este lamentable tema de los linchamientos, especie de justicia por mano propia del Neanderthal. Yo no descartaría tener en cuenta el fenómeno "Pablo Escobar, El Patrón del Mal". La observación no viene de mi mente febril, sino de un comentario que le escuché a una persona mayor, de quien recibí muchos de mis valores más nobles como el respeto a las ideas del otro, y aún de la vida de los demás. Una persona no sólo pacífica, sino lúcida, consciente de que en el "todos contra todos" y en el "ojo por ojo", los que pierden son los que menos recursos tienen para defenderse.
Esa persona me dijo, mientras veía "Escobar, el Patrón del Mal": "Acá tiene que venir un Escobar que se cargue a todos los políticos chorros. No puede ser que se afanen el país y que nadie haga nada, que un juez acepte presiones del Ejecutivo como si nada. Pagando con la vida es la única manera que los que nos gobiernan van a aprender que con nosotros no se jode. Mientras tanto, dale que va".
Este razonamiento derrama, por cierto, a toda la sociedad. Y ahí están los linchamientos que se vienen sucediendo -Rosario, Palermo, Rosario otra vez, General Roca (Río Negro)- Córdoba y La Rioja- para atestiguarlo: nueve casos en nueve días. Si el Estado se fue y los gobernantes no cumplen su función de representantes del pueblo, y sólo estan allí para hacer negocios con total impunidad, la conclusión es obvia: estoy solo. Y, en esta Argentina miserabilizada, "solo" es "solo contra los chorros".


No hay linchamientos "de derecha" o "de izquierda". Un linchamiento es un acto cobarde y fascista. Y sin pretender caer en analogías fáciles, creo que hay una línea que va de los saqueos a los linchamientos. Así como una que llega allí desde la delación institucionalizada que en definitiva es el Plan Mirar Para Cuidar. Pues el Mirar para Cuidar no es más que la aceptación del Estado de que no es capaz de controlar la inflación; la economía, en fin. Todo tiene que ver con todo.
El linchamiento es la respuesta bruta(l) del ciudadano de a pie a ese abandono del Estado de cumplir sus funciones básicas (el neoliberalismo es el estadío actual del capitalismo; cada vez está más claro). Si el Estado no da señales de combatir el delito -y hasta incluso muestra lo contrario, en este ridículo debate de reforma del Código Penal que propone rebajar penas, sosteniendo que la cárcel no sirve para nada- y respetar la vida de todos, la "sociedad civil" emite, sin más mediaciones que la de sus propios y concretos puños y patadas, la señal. Pero la señal obra sobre la vida, o la muerte, del otro: la señal que se emite es la guerra. La señal es que ya no hay sociedad, que ya no hay comunidad posible. Que el eslogan oficial "La patria es el otro" es un insultante chiste del poder.
Si la vida no vale nada, imagínense la palabra... ¿O habría que pensarlo al revés, y en una relación causa efecto? En efecto, consecuencia de que la palabra no vale nada (la Constitución es nuestra máxima palabra dada, pactada), la vida no importa nada. Y es claro: en ese cuadro que pintamos todos también perdemos todos.
Pobreza miserable y riqueza que se junta "en pala"; anomia total y desigualdad social. Los extremos conviven en esta Argentina que relata una "década ganada" pero esconde los números estadísticos que confirman la miseria que se ve por todos lados. En esta Argentina que entre la corrupción del poder y el dinero fácil del narcotráfico se encamina a velocidad crucero a la descomposición social total; una panorama nada distinto del que se avisoraba en los noventa, y más aún en 2001.
Las señales, en fin, que la sociedad civil emite a la clase política por su abandono representativo, por su ombliguismo cortoplacista y mezquino, son peligrosas. Y nada "progresistas". Al contrario: estamos involucionando.
Tal vez eso envalentonó a Cristina Fernández, Presidenta de la Nación, a decir por cadena nacional que "la violencia genera violencia" (frase que ya había utilizado para defender la represión de Maduro al pueblo venezolano) y que se necesitan "miradas y voces que traigan tranquilidad". En buen romance: la culpa del odio creciente y de la miseria -que también genera odio- la tienen los medios. Y Sergio Massa, claro. Cristina parecía, en su cadena, presidenta de Suecia, y recién asumida y no hace 12 años (o hace 25, sin tomamos como referencia al partido de gobierno).
El hombre es un animal político, como sabemos desde Aristóteles, y la política es la forma más sublime y civilizada de resolver la multiplicidad de intereses que afloran en las sociedades cada vez más complejas en que vivimos. La Argentina animalizada de los linchamientos parece poner en duda ese saber elemental que el hombre ha aprendido hace más de 2500 años. La Argentina animalizada de los lichamientos evidencia, en primerísimo plano, de defección de la clase política toda, y la decepción y desesperanza del argentino medio respecto de su propia tierra y sus propios... ¿hermanos?
El linchamiento no es la respuesta a nuestros problemas.
No cuenten conmigo para ello.