29/9/11

Somos nuestros propios grafitis

Escribimos todo el tiempo en muros. En los “muros” de Facebook. En el nuestro. O en el de otros. Y también -por qué no- en ese muro denominado de otra forma (“timeline”) que es Twitter. O, incluso, en blogs, tumblrs, o en nuestra cuenta de YouTube, o Flickr, o… La lista es larga.
Nos la pasamos garrapateando “grafitis”. La Real Academia Española no da muchas precisiones de este término. Sólo señala su raíz italiana, que significa “letrero o dibujo”: pintadas.
Se trata de formas de inscripción o pintura sobre algún mobiliario urbano. Y no pocas veces con contenido político (en tanto y en cuanto contenga algo de “arte” o imaginación; si no, es simplemente una proclama partidaria).
Alrededor de los años ochenta, cuando gozaron de cierto auge en Argentina, los grafitis tenían generalmente un carácter “subversivo”. O, más bien, irreverente. Y eran, fundamentalmente (excepción hecha de tres hermanos que saltarían a la fama a partir de ellos), anónimos. Y en este punto me quiero detener. Es que en tiempos de asfixia dictatorial, y aún de primavera democrática pero con resabios -miedos- de aquellas horas aún frescas, lo irónico, lo culturalmente crítico sólo era dicho por el pueblo o la gente “a hurtadillas”.

Y bien. Hoy eso no ocurre. Hace tiempo que vivimos una especie de “individuación” del individuo, si se me permite el juego de palabras. Hoy nadie teme expresarse libremente, y diariamente, en un “muro”. Semipúblico, o semiprivado. Cada vez menos gente teme mostrarse, ser, ante la mirada del otro. ¿Habría, por esto, que colegir que hemos entregado voluntariamente parte de nuestra privacidad? Habrá quien prefiera verlo así. Yo quiero pensar, en cambio, que hemos perdido -un poco más de- nuestros miedos. Y que, con ello, hemos ganado o ampliado en algo nuestra esfera pública, de libertad de opinión y de debate. Sobre política, sobre fútbol, sobre sexo, cine, literatura, música, y agreguen ustedes los varios etcéteras que se les antojen. Ante quien quiera verlo, leerlo, escucharlo; aceptarlo o negarlo.
¿Cuál es el peligro, en la era de la información, de echar a rodar más información? WikiLeaks develó los secretos de Estado de las grandes potencias y… nada ha pasado. Esto es cierto, pero es menester relativizarlo: nuestro país es ejemplo del peligro que puede acarrear la libre circulación, no sólo de la información sino, más aún, de esa información puesta en contexto que provee el periodismo independiente (del Estado). Pero eso quedará para otro post. Igualmente, pueden leer mi opinión sobre el “periodismo militante” y la supuesta “prensa independiente” aquí y en los post que allí se mencionan.

¿O, acaso, debemos pensar, conspirativamente, que la palabra se masifica justamente cuando ya no tiene poder de “decir”, de nombrar, o de hacer; quizá por efecto precisamente de la propia saturación que a veces produce la masificación? No lo creo.
“Estoy convencido de que las tecnologías de la información ‘cambian el mundo’”, escribió recientemente el periodista experto en nuevas tecnologías Francis Pisani. En su columna de opinión publicada en Clarín, Pisani cita una afirmación radical del periodista estrella del New York Times Thomas Friedman. Según éste, “el mundo es plano” gracias al efecto homogeinizador de las nuevas tecnologías. Quizá ambos periodistas pequen de exceso de optimismo. Quizá no. 1 nunca sabe…

Quizá a muchos que escriben en su “muro” desde la privacidad de su hogar éste comentario tal vez les parezca raro. Pero si pensamos que tal vez está en una plaza posteando desde su smartphone (y desde la plaza), la cosa toma otro color. Y si esa plaza estuviera en Egipto, o en España, o en Grecia, o Chile, más aún. Con sus “armas tecnológicas” en mano, le pueden brindar al mundo -de hecho lo hacen- testimonio escrito y hasta foto-gráfico de los acontecimientos de que son parte. Lo que se denominado “periodismo ciudadano” (googlear: “We, the media”, el manifiesto liminar de Dan Gillmor).
El acontecimiento, así, se enriquece. La famosa “construcción del acontecimiento” multiplica, nietzscheanamente, las perspectivas de enfoque.
Las nuevas tecnologías de la comunicación y la información -como toda tecnología- no tienen un uso intrínseco. Hay que decirlo una vez más: su uso es social y, por tanto, histórico.
Si alguna certeza tengo -quizá la única- es que la historia no está escrita. La escribimos, la disputamos, todos los días. Y una gran parte de esa historia está compuesta por los valores (significación, en fin) que afirmamos y los que impugnamos.
Somos -también- lo que escribimos y/o callamos, sin duda.
Nos expresamos, susurrando o gritando, en un “muro” que, paradójicamente, no “separa”, como el famoso Muro, sino que une, que sirve para compartir.
En la era de la información y la comunicación (3.0), y también de la “post-privacidad”, somos nuestros propios grafitis.


15/9/11

Relatame ésta


Y sí. Una más del Estado ausente. Nuevamente tragicómica. Argentina sigue siendo República Cromagnon.
"El Soterramiento del Corredor Ferroviario en el Tramo Caballito-Moreno". Este coqueto título puede leerse en la página 50 del libro de autopromoción oficial "Grandes Obras de Infraestructura del Bicentenario Argentino" editado por el Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios que comanda Julio De Vido.
Allí, debajo de esta hoy ridícula fotografía (como las del IndeK), puede leerse:
"Este soterramiento aumentará la capacidad técnica de la línea con mayores frecuencias, mejorará el confort y la seguridad de los pasajeros, y dará permeabilidad a la malla urbana sin interferencias ferrocarril-red vial,
eliminando los pasos a nivel".
Items que se detallan en las tres páginas subsiguientes y que pueden ver aquí.
El soterramiento de la patria, relatado...
Amigo K: relatame ésta, dale.

11/9/11

Sarmiento versus Zappa

Hace poco más de un siglo y medio, Domingo Faustino Sarmiento elogiaba el sistema educativo de Estados Unidos, cuyo modelo intentó aplicar en Argentina, "importando" incluso cientos de maestros del país del Norte.
Hoy, en el "día panamericano del maestro", en homenaje al fallecimiento del más importante impulsor de la educación pública, gratuita y laica del país, solo quería compartir aquí una foto y una idea, una observación hecha un siglo después por Frank Vincent Zappa en su primera placa, Freak Out! (1966), sobre el mismo sistema al que Sarmiento le había cantado loas.

"Deja la escuela antes de que te pudra la mente
por exponerte a nuestro mediocre sistema educativo.
Olvídate del título secundario y acude a la biblioteca
a educarte a ti mismo si tienes huevos".

9/9/11

Un milagro para la oposición II

Hace dos semanas, el gobernador santafesino y candidato a presidente por el Frente Amplio Progresista (FAP), Hermes Binner, señaló que “el siglo XXI es del socialismo; los otros partidos son del siglo pasado”. El viernes último, el radicalismo de aquella provincia emitió un comunicado en el que rechazó "la visión hegemónica" de Binner, y su "postura paternalista y desmerecedora del resto de las fuerzas" frentistas.
Un atendible reclamo, por cierto. Desde mi punto de vista, sostengo que el "socialismo" no es el FAP, ni el FAP es solo el "socialismo". Cosa que los "socialistas" (o socialdemócratas sin comillas) no parecen ver. Digo esto porque me parece que, comparta ideológicamente o no, el FAP puede ser un gran instrumento político para el crecimiento de una nueva fuerza política que supere al bipartidismo argentino. Pues el medio pelo argentino no es ni "socialista" ni -menos- socialista a secas. Insisto: los socialistas del FAP se siguen pensando como socialistas en su fuero interno; así como cada fuerza del FAP mira su costado, contando las cartas que tiene para octubre, al encolumnarse detrás de Binner.

Binner seguirá subiendo algunos puntos más en las encuestas, casi por inercia. De hecho, una encuesta difundida recientemente ya lo ubica segundo con 16 puntos, detrás del imbatible 51 por ciento que posee Cristina, y lejos de los casi 10 puntos que acumula Ricardo Alfonsín y los deprimidos ocho puntos de Eduardo Duhalde.
Pero algunos ya empiezan a trasladar la pregunta que se planteó la noche misma del 14 de agosto sobre su futuro personal al propio FAP: ¿qué hará Binner el 11 de diciembre, cuando ya no ejerza ningún cargo? ¿Volverá al ejercicio de la medicina, como confió el gobernador electo Antonio Bonfatti a Clarín esa noche? Más allá del interbloque en el Congreso presentado en público hace dos semanas, ¿qué pasará con el FAP después del 23 de octubre?

Por su parte, el candidato a presidente por la UCR, Alfonsín, minimizó la respuesta del radicalismo santafesino a Binner, en desmedro de su partido. Pero a los pocos días -esta semana- dio marcha atrás y sostuvo que las declaraciones de Binner constituyen "destrato, una desconsideración difícil de comprender".
Hoy, Alfonsín cree que "disputa el mismo electorado que Binner". Sin embargo, hasta ayer nomás creía lo contrario. Y por eso se alió con el peronista Francisco De Narváez para disputar electorado por derecha. Le fue mal.
Ahora pega un volantazo y cambia de barco a mitad del océano: ahora quiere disputar por izquierda cometiendo un doble error: realzar la figura de Binner, al pegarle, y rebajarse él mismo al poner más énfasis en Binner que en la Presidenta, mostrando implícitamente que él mismo asume el derrotista "Ya ganó" (Cristina). La pregunta es: ¿quién lo asesora en la estrategia de campaña?
Por cierto que el razonamiento aplicado a Binner vale para el hijo del primer presidente de la vuelta de la democracia: ¿qué pasará con Alfonsín luego de octubre? ¿Quién liderará, si es que la hay, la "renovación" del centenario partido luego del previsible mandoble electoral?
Escuché a un colega dar una visión interesante sobre las PASO: "Los políticos argentinos nunca entendieron el sentido de las primarias. Si lo hubieran hecho, habrian llegado a ella de otro modo, en alianza o no, pero disputando una verdadera interna, y seguramente el ganador habría salido fortalecido de ella". Pero si a esta visión estratégica la sazonamos con la mezquindad y la miopía habituales en la política criolla, comprenderemos mejor por qué las cosas se dieron como se dieron.
Como fuere, con estos pasos en falso, la ironía del "milagro para la oposición" (ganar las elecciones) con la que jugué en este post del mes pasado se aleja cada vez más del "milagro" terrenal que describe la filósofa política Hannah Arendt, un milagro bien humano, fruto de la "acción" del hombre (inesperada, libre, imposible de preveer, pero absolutamente humana y plausible), para constituir, casi fatalmente, un verdadero milagro extranatural.