9/8/11

Del “Nunca más” al “Nunca menos”: El relato oficial sobre los DD.HH. y el modelo productivo

Siempre estoy atento a las cuestiones de comunicación política, pero a veces no puedo dejar de pensar que los políticos contratan a publicistas y marketineros para que les confirmen sus eslogans veleidosos y ególatras.

Y hablando de eso, de publicistas, marketineros, bragasmenéndez y mercachifles por el estilo, una breve reflexión sobre el "Nunca menos". Y sobre el "Nunca más". ¿Cuál es la relación entre ambos conceptos? Porque el "Nunca menos" describe palmariamente al kirchnerismo. Sobre todo, en oposición al "Nunca más".

Es difícil desmentir que, para nosotros, argentinos, el "Nunca más" ya es, y desde hace décadas, una institución. Su distancia valorativa con el "Nunca menos" no puede ser mayor. Se trata, este último, de un simple eslogan oportunista, parcial y manipulador.

En ese sentido -perdón por el vicio de politólogo de pensar en el "buen gobernante"-, si bien no existe el buen gobernante, sí podemos decir que existe algo parecido al "buen gobierno". En todo caso, buen gobernante es el que institucionaliza su liderazgo; es el que piensa para adelante, en su pueblo, y plasma su experiencia de gestión en el diseño institucional. El buen gobernante sabe que lo importante es el buen gobierno para el pueblo, y no él mismo, su persona(l poder terrenal, siempre incompleto y temporal): sabe y no se cree un salvador imprescindible, como nos presenta la estética (y la épica) del "Nunca menos".

Leí por ahí que el "No nos conformemos con menos", el eslógan del candidato a presidente del Frente Amplio Progresista, el socialista Hermes Binner, se parece al "Nunca menos". La distancia no puede ser más abismal. El "Nunca menos" remite y juega directamente con el "Nunca más". Pretende ser su continuación. Más allá de los gustos personales, hay que señalar que el eslogan del FAP remite a la gestión realizada en cuatro años en la pronvicia de Santa Fe por una alianza de partidos políticos encabezada por el socialismo y al gobierno del socialismo en el Municipio de Rosario en los últimos 20 años, donde la apuesta fue un programa institucional de gobierno a 10 años, hace poco relanzado, en el que se pusieron en práctica verdaderos conceptos de lo que se llama la "nueva política", pregonados desde el discurso, como la participación ciudadana, el control público, el presupuesto participativo, el paradigma de la cogestión, gestión pública transparente y con criterios de equidad. Seguro que no todo es color de rosa, y que habrá muchas cosas criticables. Por mi parte, ya he señalado que la crítica más fuerte a este espacio es no incluir en su programa un plan integral de desarrollo económico productivo y sustentable, que se despegue del actual "pilóto automático" neoliberal y sojero. O "viento de cola", como le dicen ahora. Un bache no menor.

No vaya a ser cosa "el pueblo" se dé cuenta de que todavía es poder. El neoliberalismo no se reduce a una serie de recetas económicas. Es una filosofía política, una forma de concebir el poder. En efecto, contra el especial énfasis en decretar el "final del neoliberalismo" que sostiene el relato del actual gobierno nacional y popular, esa manera de concebir la economía, la política y el manejo del poder es la que sigue gobernando.

El spot de Binner, en fin, hace referencia a Santa Fe ("En Santa Fe, bajamos la mortalidad..."). "Hice esto acá, lo quiero hacer en el país", podría traducirse. No hay ninguna intención de manipular una figura que trasciende los valores partidarios, como lo es el "Nunca más". Lo mismo puede decirse del spot del "Alberto": "Lo hice en San Luis. Vení a verlo". La comparación no pretende hacer una apología de campaña sino que sirve para marcar diferencias en los usos de los símbolos.

Porque no debería jugarse "Nunca más". Con los derechos humanos, tampoco. Esto es lo que ha hecho este gobierno nacional "progresista" en estos años para acumular poder. Pues, en efecto, mientras el "Nunca más" es verdaderamente de tod@s l@s argentin@s, un grito del pueblo, liberador; el "Nunca menos" es parte del dispositivo del poder de turno puesto a rodar mientras "Él" vivía, e incrementado al valor icónico con su muerte.

Hay que hablar y debatir sobre la vigencia del "Nunca más". En un artículo publicado justamente hoy en Clarín -titulado "Cruje el modelo "progresista"-, la socióloga Maristella Svampa termina refiriéndose a la figura del "Nunca más". Allí, Svampa también advierte la centralidad y actualidad de ese grito por el respeto a la vida y a los derechos humanos del pueblo argentino, en momentos en que la represión estatal frente a demandas de vivienda en pugna con el "modelo productivo" k se "federaliza" y recrudece al punto de haberse llevado, en el último año, la vida de 14 argentinos.

"Ledesma, por ejemplo", escribe Svampa, abocada en los últimos tiempos al estudio de estas cuestiones, "ilustra el pasaje de la industria azucarera tradicional a la agroindustria de la caña de azúcar y, recientemente, a la producción de biocombustibles, favorecida por subsidios del Gobierno. No es casual entonces que la disputa por la tierra, que los necesitados exigen para vivienda, choque con la política de expansión territorial que exige el agronegocio, promovido desde los Estados nacional y provincial". Podría decirse exactamente lo mismo, si cambiáramos “biocombustible” por “soja”, del conflicto con los qom en Formosa, o en Salta -donde un alud se llevó hace dos años casi un pueblo entero, consecuencia del desmonte para sembrar el "yuyito"- o en Tucumán o Córdoba o Santiago o Chaco.

A la luz de esta óptica, la intención del relato oficial de tomar al futbolístico "Nunca menos" como una etapa posterior, superadora -vicio autoritario eminentemente kirchnerista-, del "Nunca más" queda reducida al grotesco (por no decir tomada de pelo).

Por último, last but not least, aún desacoplando -como pretende el oficialismo de turno- el análisis de los DD.HH. de su inescindible costado económico, social y cultural, y tratándolos "en sí", hay que -volver a- decir, una y otra vez, lo no siempre evidente: sin Julio López, el "Nunca más" sigue siendo un grito actual y presente, que no debemos perder ni olvidar.

El "Nunca más" sigue siendo esa gran institución colectiva, verdaderamente de tod@s, que nos continúa guiando a tod@s l@s argentin@s. Representa, aún en nuestros días, una vuelta al pasado que también funge como norte: aquello a lo que, paradójicamente, no debemos volver: Nunca más.

2 comentarios:

  1. Una noticia tapa la otra y la gente recuerda solo lo que leyó en las últimas 24 horas... pregunte a cualquiera los titulares del diario de ayer, ni le cuento del de hace 72 horas...por eso se puede construir otra historia, salvo que los viejos se metan y digan que no fue así porque ellos estuvieron allí...
    Atte/

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  2. Duele ver cómo este gobierno bastardea la noción humanizante de los derechos humanos. Ejemplo claro es lo ocurrido con las madres de plaza de mayo. Me gustó mucho tu artículo.

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