31/8/11

Miente, miente, que tienes derecho a ello

Las declaraciones de ayer del ministro del Interior, Florencio Randazzo, en conferencia de prensa, fueron desafortunadas, por ser leves. Aunque quizá en esto poco tenga que ver Fortuna. El ministro dedicó menos tiempo a informar sobre el conocimiento de datos que deben ser públicos que a "dar lecciones de periodismo" a la prensa, y a los periodistas presentes, señalando incluso a un periodista del diario La Nación con nombre y apellido: Mariano Obarrio. "Lea toda la nota", le respondía airado el periodista, haciéndose cargo, como corresponde, de lo que cualquiera que haya pasado por algún medio conoce como el ABC de su ejercicio: los periodistas escriben su nota, pero son los editores quienes titulan y volantean.
Parece ser que lo que se viene detrás del 50.24% es... más de lo mismo. La prensa es el enemigo más redituable para este gobierno. La prensa miente ("Clarín Miente"). Y Randazzo deconstruye sus enunciados desde el orwelliano Ministerio de la Verdad.
Pero mucho cuidado: no se trata, en el caso de la prensa privada, del goebbelsiano "Miente, miente, que algo queda". Aquella máxima refería a la propaganda nazi. Esto es: al uso del Estado, incluso con medios pagos por él, para penetrar en la sociedad con un mensaje.
Habría que preguntarle al ministro Randazzo: ¿desde cuándo criticar a funcionarios y, en definitiva, a las instituciones "atenta contra la calidad institucional"? Ésa es una visión más propia de una dictadura que de una república. Una visión, también goebbelsiana. Ayer se pudo ver a Randazzo, mientras hacía "análisis de discurso" periodístico, más indignado que ante las represiones en Soldati, en Jujuy, en Formosa, en Tucumán...
Y lo curioso es que el periodismo entra en ese juego. Ayer, en vez de una conferencia de prensa en la que el funcionario público se explayara en las que deberían ser sus habituales aclaraciones y explicaciones ante los requerimientos del cuarto poder, era, en cambio, la prensa quien terminó evaluada, en el banquillo de los acusados por el libre ejercicio de su tarea.

Por raro que parezca, esa máxima goebbelsiana tiene su correlato en democracia: "Miente, miente, que tienes derecho a ello, pero deberás saber que serás responsable ante la Justicia por ello". Nada más.
Expresado burdamente, sería: ¿Cuál es el problema si un medio privado quiere beneficiar no solo "unos pocos intereses personales" sino los de su propio dueño...? Eso es la democracia. Muy distinta es la responsablidad de los medios públicos, por cierto.
¿Cuál es el problema de mentir todo lo que uno quiera, como medio privado? La constitución protege la más irrestricta libertad de prensa en su artículo 32, señalando que no habrá censura previa sino responsabilidades ulteriores. Y a ello debe agregarsele la doctrina yanqui sobre la "real malicia" (en el ejercicio del periodismo), que sigue nuestra Corte Suprema en el caso Morales Sola (1997), entre otros.
El "miente, miente, que tienes derecho" es, en parte, un juego de palabras. Pues el periodismo ni debe mentir, ni debe decir "la verdad". Solo debe sostener lo que afirma con las pruebas que haya encontrado. Y, ante un acontecimiento de relevancia societal, darle la palabra a tod@s los implicados para que se expresen. Y los acontecimientos preferenciales para el periodismo político son aquellos en los que están involucrados las personas -y los fondos- públicas y la "cosa pública".
Sin embargo, como en los odiados noventa -la noche del 14 de mayo de 1995, el reelecto presidente Carlo Menem brindó junto a Berny Neustadt y dedicó su triunfo a la prensa- el periodismo vuelve a ser el culpable de los males que aquejan al país. Una coincidencia más entre menemismo y kirchnerismo, y van...
Que no nos cambien la bocha: la lupa hay que ponerla en el poder, en los que manejan nuestros dineros; en el IVA, sobre todo; pues todavía esperamos la reforma financiera y la impositiva. ¿Vendrán con el 50.24%, también...? A quien hay que controlar, primerísimamente, es al funcionario público, no en el periodismo. Cuidado.

3 comentarios:

  1. Martín, comprendo tu análisis y tus preocupaciones, pero la verdad es que en general - pero particularmente en este caso - el rol de Clarín y La Nación ha sido vergonzoso. Fraude en una elección donde hubo 8 millones de votos de diferencia?? Sí, artimañas del PJ hay x todos lados y son repudiables, pero de ahí a agigantar esos datos y hablar de fraude hay un largo camino. Se merecen esta diatriba y deberían volver a hacer periodismo. Y aunque no necesariamente digan la verdad, como vos bien decis, deberían no mentir. Que, a mi entender, es lo que hicieron.

    ResponderEliminar
  2. Seba, yo concuerdo con Martín. El problema excede a La Nación y Clarín. No se puede analizar el pedido de la oposición, reflejado por ambos matutinos, como una cuestión de "no se quejen, ganamos". Nadie discutió el aplastante triunfo de Cristina Fernández. El problema es otro. Más allá de que en una democracia verdadera -no es nuestro caso- todos los votos valen, si por "fraude", "triquiñuelas", "avivadas", o como quiera llamársele, Cristina no hubiera llegado al 45%, la historia habría sido otra. Muy, muy distinta.
    Además, Florencio Randazzo no se caracteriza por ser un hombre de convicciones.

    ResponderEliminar
  3. Florencio viene derrapando seguido. Ahora tambien se ocupa de que hizo y no hizo Tato Bores durante la dictadura pero se olvida de que comparte el gabinete nacional con Hector Timmerman que fue director del vespertino La Tarde, apologista de la dictadura genocida.

    ResponderEliminar